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Matías Vallés

Patxi López votó a Rajoy

Es fácil concluir que Patxi López se encuentra a mayor distancia de Mariano Rajoy que la ambigua Susana Díaz. Sin embargo, el expresidente de Euskadi apoyó la investidura del líder del PP a través de su abstención. En cambio, la astuta y poco más presidenta andaluza no se desgastó con un voto mariano. Se limitó a vociferar la rendición y sumisión de las huestes socialistas ante los populares. Sin mancharse, al igual que los también impolutos Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y la inmensa mayoría de barones regionales. Llámenlo elasticidad o cobardía, todos ellos pueden desmarcarse a voluntad del desenlace que impusieron. Patxi López, no. Votó a Rajoy. Cabizbajo, contrito y desgarrado, pero contribuyó a investir al presidente del gobierno representado estos días ante el tribunal por su amigo Luis Bárcenas.

Con este precedente, López debería inspirar mayor confianza a los populares que a los socialistas, aunque sin llegar a la corriente de fraternidad impulsada por la presidenta andaluza. El propio exlehendakari confirmó en la presentación de su candidatura que había empujado a Pedro Sánchez a abandonar el Congreso. Si se suma su voto a la derecha con esta traición, Susana Díaz deberá esforzarse para demostrar que sus posturas están más próximas a la gobernabilidad, por recurrir al término fetiche que se utiliza para expresar el Gobierno obligatorio del PP con el apoyo no menos forzoso del PSOE.

Dada la escurridiza trayectoria reciente de López, cabe plantearse si se presenta a secretario general para enfrentarse a Díaz o para desactivar a Sánchez, reo de haber destripado los engranajes de la alta política. Mientras el expresidente de Euskadi se entrena para volver a votar a favor del PP en los presupuestos, los supervivientes socialistas reescriben la historia, para culpar al secretario general que decapitaron de que el PSOE no gobernara España en las dos oportunidades de que dispuso a lo largo de 2016. Habrá un tercer candidato radical, pero aplastado por los dos apóstoles de la gobernabilidad, Susana y Patxi. El PSOE agoniza defendiendo los presuntos valores que le han conducido al desastre. Por el lado socialista, Rajoy respira tranquilo.

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