Conferencia de presidentes de comunidades autónomas. A veces al articulista la actualidad no se lo pone nada fácil. Vaya asunto, aunque transcendente, fanfinflón y aburridote, que inunda noticiarios y para no pocos acaba como un gigantesco propagador de naderías, trufado con lugares comunes. Pero claro, de algo hay que escribir, no se pueden perpetrar cantos a las nieves o al sol de invierno cada día. A veces hay que arrinconar la lírica, si es que uno acierta a invocarla, y meterse con enaguas en la realidad que nos asalta por la pantalla del ordenador y la tele y el móvil. Conferencia de presidentes. Una pantomima, un teatrillo, una farsa. Faltan Cataluña y Euskadi, algunos de cuyos partidos políticos siempre han tenido una tentación golpistona y trabucaire, como de querer aniquilar el sistema constitucional. No sabemos para instaurar qué. Si la financiación, o sea, traerse manteca a casa dependiera de esta conferencia, de cómo se comporta cada dirigente y con qué habilidad se maneja en ese foro, Cataluña y Euskadi -ausentes- se quedarían sin fondos, lo cual no puede ser por dos razones. Una, porque todos los españoles, incluidísimos ellos, somos iguales. Y otra, porque estaría muy feo. Además, Euskadi tiene garantizado recaudar todos los impuestos y pagar un cupo anual que no se actualiza ni se va a actualizar. Y Cataluña quiere un trato bilateral, exclusivo, como de tú a tú, de nación a nación. No puede ser y además es imposible. Esta conferencia, en la que han metido hasta al Rey, que a lo mejor tiene jet lag después del viaje de peloteo en Arabia para que las empresas españolas consigan contratos, es como el sueño del federalista. Tal vez se la ponga muy dura (la conciencia de nación) al presidente de pequeña comunidad o al consejero de Economía de importante autonomía, que rima mucho pero no deja de ser una parte más de este todo al que todo el mundo embiste y le tira arreones. Una tropa de asesores y chóferes, directores generales, ujieres, presidentes, protocolistas, camarógrafos, seguratas, policías y hasta peluqueros tomaron ayer el Senado para esta tal conferencia que dejará luego una estela de ruedas de prensa y declaraciones de los ministrines en sus respectivos territorios. Aquí está todo el mundo mal financiado y falta Celia Cruz gritando aquello de «No hay cama pa tanta gente». Ni fondos.