La mediación es un sistema de gestión de conflictos que puede considerarse de reciente implantación en nuestro país. En Valencia surge con las leyes autonómicas de Mediación familiar (2001), pero hasta el año 2012, no se aprobó la ley de mediación en asuntos civiles y mercantiles de ámbito estatal. La mediación es nueva pero está basada en raíces muy antiguas (el hombre bueno, el tercero componedor?). La abogacía ha sido uno de los primeros colectivos en interesarse por esta metodología y la mayoría de profesionales mediadores procede posiblemente de la abogacía.

El Colegio de Abogados de Valencia puso en marcha su propio centro de mediación (Cmicav) en el año 2012. Actualmente cuenta con más de 600 profesionales mediadores y es considerado como uno de los centros más activos del país, ya que a través de acuerdos y convenios con el Consejo General del Poder Judicial, con la Diputación de Valencia y con distintos ayuntamientos e instituciones, facilita la mediación familiar y comunitaria y también la intermediación en problemáticas hipotecarias, a ciudadanos y ciudadanas de más de 240 poblaciones de la provincia de Valencia.

El abogado, por su formación y vocación, conoce y domina el marco jurídico en el cual se desarrolla cada conflicto. Como abogados, la intervención del tercero mediador, que colabora con nosotros gestionando los aspectos más conflictivos y relacionales de la situación, nos permite llevar a cabo una actuación más centrada en aquellos aspectos netamente jurídicos que requieren la imprescindible intervención de un profesional abogado, ofreciendo al cliente una doble respuesta jurídica y personal, que le permitirá solucionar las distintas facetas y aspectos del conflicto, con lo que el nivel de satisfacción del ciudadano es mucho mayor. La solución a sus discrepancias no les viene impuesta desde fuera, sino que, con la ayuda del mediador y el asesoramiento jurídico de su abogado, la construyen entre ellos mismos.

La mediación propicia soluciones más eficientes y adecuadas a cada situación concreta, mucho menos agresivas que la vía judicial, porque las personas que son parte del problema se convierten en artífices de sus propias soluciones. Que la mediación tiene un enorme potencial de futuro hoy ya no se cuestiona, pues está asumiendo un papel muy destacado en la gestión de los conflictos, por ello, puede convertirse en un elemento fundamental para promover un cambio cultural en el enfoque de nuestras relaciones interpersonales y propiciar una evolución humanizadora del sistema tradicional de justicia, que se muestre más cercano a la realidad y a las distintas sensibilidades del ciudadano del siglo XXI.

En el Cmicav tenemos mediadores formados en las técnicas más avanzadas, estamos preparados y dispuestos para ofrecer y ayudar a una solución extrajudicial. ¿Qué falta para que la mediación se coloque en el lugar que debe ocupar? Pues, entre otras cosas, cultura, y sobre todo difusión.