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Alfons García03

Basura líquida

El ser humano es un saco de basura. Un amigo, pintor con tendencia a filosofar, suele acabar las sobremesas con sentencias así de fatalistas. No es porque el soez Donald Trump sea ya el superpresidente del gran imperio. Ni porque un cantante se lleve por un par de tuits con más mala sombra que gracia casi la misma condena que nuestro molt honorable (¿todavía?) expresident Olivas después de admitir que se había embolsado medio millón de euros del contratista mejor emparentado del Gobierno de Camps sin saber explicar bien a santo de qué el pago, la dádiva o la comisión. No es tampoco por los sucesos que nunca faltan a su cita con las páginas de los periódicos. No es por todo eso, que ya es, pero uno se hace viejo, cada vez engulle peor los trágalas y empieza a pensar que va a ser que sí: un saco de basura.

Miren el tono general de la vida política. ¿Existen convicciones firmes, principios, o lo único que cuenta es el poder, mantenerlo o ganarlo? Lo digo porque uno debería felicitarse por el espíritu abierto y dialogante del nuevo gobierno de Rajoy, comprobado esta misma semana en la conferencia de presidentes autonómicos (Montoro está irreconocible, decía Puig). Pero la demostración de que uno se hace mayor es que no puede evitar pensar en los años anteriores de gobierno duro y autoritario que nos ha endilgado. Si hasta Rafael Hernando parece recién salido de un máster de mediación. Quizá Rajoy es el prototipo del gobernante de los nuevos tiempos líquidos, tiempos de estos son mis principios pero si es necesario tengo otros. Por eso convence a la gran minoría tal vez. Pero las contradicciones no están tan lejanas: ¿es la auténtica Bonig la que saca colmillo en el púlpito de las Corts y enerva al tripartito con su estilo agresivo o la que se alía con el ala más moderada y renovadora del PP de Génova? Confieso que es una ecuación que no termino de resolver. Como la propia contradicción al observar que el gran mérito del Consell de Puig y Oltra en año y medio es no haberse buscado enemigos (sin ofender a los ex de Canal 9: toda excepción tiene su regla). ¿Es bueno o malo? Es una demostración de moderación -la que le pedíamos a Rajoy- que alguno hubiera creído imposible en el verano de 2015, pero la actitud (buscada voluntariamente por los jerifaltes del gobierno) lleva implícita también una capacidad de cesión que está por ver si al final no diluye el rostro de la política Lo dicho, una contradicción. Todo es líquido, señor Bauman, el planeta, el hombre, la política y el que suscribe. O todo es basura.

PD: ¿Se acuerda alguien ya de los refugiados? ¿Nos ha vuelto a suceder? ¿Otro drama del que nos cansamos?

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