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Trump, «el exterminador»

Tenemos presidente, para cuatro años. Nos lo habremos de tomar con calma, porque lo que hemos visto es sólo parte de lo que va a demostrar. Como manda la tradición, en cien días se verá el núcleo de sus promesas electorales. En pocos días ya nos ha mostrado la patita del lobo. Nada de moderarse, de ser cauto e ir poco a poco. La revolución Trump está en marcha. Y como pedazo para abrir boca nos puso delante la firma del decreto para anular el Obamacare, es decir, para quitarle el seguro médico a 20 millones de ciudadanos de renta media o baja. Sin ofrecer nada a cambio ni explicar cómo continuará.

Es osado al abrir fuego contra el acuerdo con los países de Asia y Pacífico. El terremoto ha comenzado. Y sus aliados, como Japón, no van a quedarse quietos. Los expertos dicen que está contra la globalización y que algunas de sus medidas buscan que se cree empleo en las zonas deprimidas por la marcha de grandes empresas (pongamos Detroit). No sé si eso es posible. Aunque Apple ya anunció que tal vez reoriente la fabricación de las pantallas de sus móviles e invierta 7.000 millones de dólares en Estados Unidos. Sin duda, ha decidido rápido, para parar el golpe, un gesto hábil. Con lo que se supone que se pueden crear 30.000 empleos. Antes, las amenazas llevaron a Ford a cambiar de idea y no invertir en una nueva planta de México para montar coches.

En la segunda tanda también ha bajado los impuestos de sociedades, hasta el 15 % y presumió que el 75 % de los impuestos a las grandes empresas pueden suprimirse. Dejará por lo tanto de recaudar, tendrá menos dinero para invertir. Como medida muy reaganiana firmó otro decreto para que no se cree más empleo federal. Lo que indica que ni más maestros, ni más médicos€ Ya se había estudiado y llevado a cabo en alguno de los Estados, provocando una calamidad. Y más paro.

Algún representante de su partido ha dicho que estas decisiones económicas son graves y que tendrán efectos negativos. Aunque caigan bien en un sector de sus votantes, esos que él llama «los olvidados». A los que el crecimiento de la era Obama, tras la crisis, no ha llevado a mejorar, sino a empeorar. Ahora el paro está al 5 %, lo que se considera un éxito del mandato, pero hay zonas en que es muy superior, y en ellas obtuvo Trump los votos que precisó para tener más compromisarios y alcanzar la Casa Blanca.

En España se ha comentado más la desaparición de la web de la Casa Blanca, las noticias en español. Han sido comentarios suaves, sobre todo para una Marca España así humillada. Se limitan a decir que está legitimado para ello€ aunque deje en la cuneta 55 millones de hispanos que hay en el país. Y que esta minoría crece y gana en influencia, pero está dividida como se notó en las pasadas elecciones, ayudándole a ganar en estados como Texas o Florida, donde se daba la batalla final (por la alta población y el número de compromisarios).

Ahora tenemos en primera línea a México, contra el que habló (mal y amenazadoramente) en la pasada campaña y cuyo tratado (como el de Canadá) quiere deshacer o rehacer a su antojo, además de levantar el famoso muro en la frontera. Peña Nieto lo tiene difícil. Se acordará de la frase «demasiado lejos de Dios y demasiado cerca de Estados Unidos». El ogro se quiere merendar al chico. A este paso se ganará el sobrenombre de Trump, el exterminador.

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