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La audiencia nacional encauza la nueva RTVV

La reapertura del servicio de televisión y radio públicas valencianas ha sido, desde un primer momento, una de las promesas estrella, pero también uno de los principales quebraderos de cabeza, del Consell. Las cosas se han venido desplegando con suma lentitud, a veces desesperante (aunque no es, ni mucho menos, la única cuestión en la que el Gobierno valenciano obra con una cadencia sumamente lenta, sino que más bien se corresponde con la tónica general). La búsqueda de consensos, las dificultades jurídicas y de orden práctico, la complejidad del proceso en su conjunto, nos ha llevado a que, tras un año y medio de gobierno de izquierdas, aún estemos a la espera de escoger director general para la nueva RTVV.

Pero, además, había dos factores que posiblemente también estén detrás de tanto retraso. Dos cuestiones que, por sí mismas, podían dar al traste con el proyecto. La primera, que el TSJCV pueda considerar que existe sucesión de empresas entre la antigua RTVV y la actual CVMC. Una cuestión que „no nos engañemos„ parece ciertamente avalada por el sentido común (es obvio que ambas corporaciones se dedican a lo mismo y que la segunda ocupará el espacio que ocupaba la primera). Pero considerarlo jurídicamente es otra cosa, dado el tiempo transcurrido y que el estatuto y funciones de la CVMC no serán exactamente los mismos que los de la antigua RTVV.

La segunda amenaza era la sentencia de la Audiencia Nacional a propósito del ERE de extinción de RTVV. Un conflicto laboral de gigantescas dimensiones, con más de 1500 extrabajadores de RTVV involucrados. De haberse declarado nulo el ERE, la Generalitat tendría que haber asumido unos costes estimados en unos 150 millones de euros para pagar los salarios de los trabajadores, readmitirlos (a todos los que así lo deseasen) y luego empezar, no de cero, sino de una plantilla sobredimensionada a la cual se le debería aplicar un nuevo ERE. Un escenario económicamente muy difícil de asumir, que quizás habría terminado por matar la nueva CVMC antes de comenzar su andadura.

También concurre en esta sentencia, singularmente dura con los trabajadores, una cuestión que no convendría dejar de lado: el contraste entre la actitud, digna y coherente, de la CGT, que desde el principio se negó a firmar el ERE y lo denunció ante la justicia, y la de los demás sindicatos, que aceptaron las condiciones (muy ventajosas) y arbitraron la teoría de que hacerlo no les quitaba legitimidad para seguir reivindicando sus derechos con la misma fuerza. Recuerdo, al respecto, cómo algunos extrabajadores, así como una abogada de CC OO, defendieron „con singular vehemencia„ esta teoría en un debate en La Nau de la Universitat de València (hace ahora algo más de un año, a propósito de la presentación del libro Presente, pasado y futuro de RTVV, coordinado por Josep Rodríguez i Santonja, de Uno y Cero Ediciones), cuando el actual secretario autonómico de Comunicación, José María Vidal (coautor del libro), les hizo ver lo que era, y es, una contradicción de base: si aceptas algo, por ejemplo un ERE muy ventajoso, porque te conviene (y, sin duda, es totalmente legítimo hacerlo), no sólo aceptas sus ventajas. También sus inconvenientes. Por ejemplo, perder fuerza en el discurso y en la negociación. O que la decisión de los sindicatos de subirse al carro de la demanda de CGT en el último momento no fuera vista como un ejercicio de coherencia, sino más bien lo contrario.

Sin duda, en el Consejo Rector de la nueva RTVV habrán respirado aliviados, como explicaba ayer este periódico, al librarse del dogal de la Audiencia Nacional. Cabe suponer que pronto tendremos noticias al respecto de la selección del nuevo director general. No es tarea fácil, teniendo en cuenta el importante número de candidaturas presentadas y su diversidad (algunas, mucho más vinculadas con la televisión que otras).

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