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El reto verbenero

Lo han bautizado en Televisión Española como «El gran reto musical» pero su aspiración es la misma que se impone la verbena de las fiestas de verano: pasar un rato divertido a base de canciones que nos suenen. Ojo, que no es poco, como demuestra cualquier zapeo. El entretenimiento es un objetivo televisivo tan fundamental como loable y más con la que está cayendo en la TDT. Aunque también provoca lástima y añoranza comprobar cómo la música en la pequeña pantalla ha quedado para esto, algún patrocinio a deshoras y muy poco más. Cuando «Cachitos de hierro y cromo» quiera llegar al año 2000 habrá de desistir ante la falta de material y la evidencia de que las actuaciones musicales en plató son cosa del siglo pasado.

La simpática Eva González es la presentadora y está más en su salsa que en «MasterChef», aquí tiene bastante más papel que el de mero acompañamiento y es una más entre tanta cara conocida. Todo queda en familia, hasta el punto de compartir plató en el bebut con su cuñado, Fran Rivera. En todo caso, el programa cumple con los objetivos que se ha marcado y es lo que parece, sin más pretensiones. Aunque la primera imagen hacía temer lo peor: una reedición de «Furor» con famosos batallando en una guerra de sexos a base de karaoke. Pero no. Se trata simplemente de ir pinchando canciones para que adivinen el intérprete. La selección musical es para todos los públicos, mandando los ritmos latinos, el folclore español y algo de pop superventas. Si ustedes han ido a un pub o a una verbena en los últimos tiempos pueden imaginar el menú. De Rocío Jurado a Danza invisible, pasando por Chayanne, Bisbal, Juanes, Mecano, Beyoncé o Raffaella Carrà. Bastante lógico: TVE ha de mimar a los espectadores más veteranos, uno de sus nichos de audiencia.

Para variar, ganó Santiago Segura, todo un experto, tal vez el español que ha participado en más concursos televisivos, antes y después de ser famoso. De esa categoría de rostros populares se nutre «El gran reto musical», como la mitad de los formatos de entretenimiento. La mecánica del concurso es ágil, la audiencia le ha dado una buena aceptación de inicio y quien gane es lo de menos, porque los compañeros de pupitre copian y se soplan las respuestas descaradamente. El primer programa dejó en entredicho los conocimientos musicales de los profesionales Ruth Lorenzo, Antonio Carmona y Carlos Baute, con algunas respuestas vergonzosa. Pero lo dicho, la competitividad no importa en esta verbena: el premio se dona a una entidad benéfica y los famosos se llevarán a casa su caché correspondiente por su aportación activa a la industria televisiva del show.

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