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A Trump le importa una higa el cambio climático

Fiel a sus promesas electorales, el nuevo presidente de Estados Unidos ha resucitado por decreto dos proyectos de oleoductos que su predecesor había prudentemente paralizado.

Y habituado a mandar y decir siempre lo que le viene en gana sin que nadie le contradiga, Donald Trump ha tenido el tupé (amarillo limón en su caso) de proclamarse al mismo tiempo "defensor del medio ambiente".

No debe pues extrañarnos que la novela "1984" de George Orwell se haya convertido de nuevo en un éxito de ventas en Estados Unidos y también en Alemania, donde ocupa el tercer lugar de la lista de "best-sellers".

En su famoso relato distópico, el escritor británico describía un universo totalitario en el que un ministerio de la Verdad se dedica a manipular la información y hace inviable otras formas de pensamiento que las que impone la autoridad.

Si los Estados Unidos de América estuviesen en otro astro, la cosa tal vez no nos preocupase demasiado a los terráqueos, pero por desgracia compartimos con el planeta llamado Tierra.

Y todo lo que ocurra en materia de contaminación ambiental en cualquier parte del mundo va a afectarnos a todos más tarde o más temprano.

Sobre todo en el país que más despilfarra y contamina de todo el planeta sin que su ignorante mayoría se preocupe de lo que vaya a suceder mañana.

Para Donald Trump, la protección del medio ambiente es tan sólo un estorbo para la creación de puestos de trabajo, que es lo único que parece interesarle.

"Après moi le déluge" (Después de mí, el diluvio), diría Trump, si ese millonario reciclado en político supiera otra lengua que su más elemental inglés de vendedor de crecepelos.

"Han bastado cuatro días en la Casa Blanca para que Trump nos demostrase que es el peligro para el planeta que nos temíamos", declaró el director ejecutivo del grupo ecologista Sierra Club.

Si a Trump se le da una higa la defensa del medio ambiente, parecen importarle aún menos los derechos de los primeros pobladores de América, por algunos de cuyos territorios pasa el oleoducto Dakota Access.

Un oleoducto de 1.900 kilómetros que transportará diariamente 80 millones de litros de petróleo obtenido mediante la técnica del fracking (fractura hidráulica).

Decidido a no tolerar ninguna otra verdad que la suya, Trump ha mandado callar, según la prensa, a la Agencia de Protección Medioambiental de su país y borrar de su página web todos los artículos científicos relacionados con el cambio climático.

¿Cómo extrañarse de ello si para dirigir la agencia ha nombrado a alguien como Scott Pruitt, tan negacionista del cambio climático como él mismo?

Ni George Orwell habría podido imaginarlo mejor.

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