Temporales extraordinarios de frío y nieve hasta la frente litoral mediterráneo, como el registrado hace varias semanas, son una muestra de los episodios extremos que el cambio climático puede provocar con mayor frecuencia. El diagnóstico del territorio, su biodiversidad y los diversos sectores económicos resulta cada vez más acuciante para orientar las políticas adecuadas de adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global promovido por las emisiones de efecto invernadero. En esta vertiente de estudio e investigación, comunidades como la valenciana o la balear se encuentran a años luz de Cataluña en atención a este fenómeno. Hace ya 14 años, el Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible (CADS) del Ejecutivo catalán -hoy dirigido por el ambientólogo Arnau Queralt- y el Institut d´Estudis Catalans -presidido por el catedrático de Ecología, Joandomènec Ros- iniciaron los trabajos para publicar en 2005 su primer informe de cambio climático que, a su vez, fue pionero en el ámbito estatal. Esta misma semana se ha presentado la tercera edición en un acto institucional de primer orden político, con los consellers de Territori y Exteriors, para anunciar las conclusiones del documento de más de 600 páginas, elaborado por 140 autores y 40 revisores expertos en las diversas disciplinas tratadas. En esta ocasión también han participado la Oficina Catalana de Canvi Climàtic, el Servei Meteorològic de Catalnya y han colaborado tanto el Grup d´Experts en Canvi Climàtic de Catalunya (GECCC) como la Obra Social La Caixa. El informe, dirigido por el catedrático de geografía física Javier Martín Vide, anuncia un clima más cálido y seco, además de fenómenos climáticos extremos, menos disponibilidad de agua y problemas de erosión en playas y puertos. Al mismo tiempo, se advierte de las consecuencias sobre la fauna y la flora de los diversos ecosistemas y ámbitos como el turismo, la movilidad, la salud, el esquí, la gestión de residuos o el modelo energético.

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