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José Sierra

El gobierno del agua en la Albufera

Se conmemoran 30 años de parque natural de la Albufera con una mirada retrospectiva a los momentos que determinaron el devenir del espacio natural y su conservación-transformación en lo que hoy conocemos. Inevitablemente, estas conmemoraciones provocan siempre una cierta nostalgia y acuden a nuestra mente recuerdos de aquel pasado „hablo de 1988„ cuando todos, absolutamente todos los conflictos seguían vivos en la Albufera; cuando todavía se aterraba el lago al estilo Tonet, aunque con maquinaria pesada; los cazadores andaban a la greña con todo el mundo, incluidos algunos informadores; las acequias cambiaban de color por los vertidos como quien se tiñe el pelo; las llisas morían a miles y algunos empresarios seguían intentando negocios y actividades incompatibles con el espacio natural.

A partir de ese momento crítico, algunas cosas se pacificaron, aunque como recordaba el otro día el edil valenciano Sergi Campillo, los conflictos de intereses permanecen muy vivos.

Hace unas semanas que esa paz, frágil, inestable quizá, aparente tal vez, se ha roto con el cuestionamiento de la Junta de Desagües de la Albufera. Hay una denuncia y una Fiscalía que no ve delito, pero en lugar de acabar donde acaban sus competencias le dice a la Conselleria de Medio Ambiente cómo hay que gobernar el agua en el lago. Y la conselleria, claro, coge el regalo y acepta la responsabilidad, aunque para ello haya que desmontar la Junta de Desagüe y crear otro órgano de «participación» desde cero, con «expertos», y donde los «interesados» estén representados. Y uno se pregunta si eso no es precisamente la actual Junta de Desagüe. Bien está que la Junta no tenga un poder incuestionable, que su trabajo sea fiscalizado, incluso que se enriquezca con algún otro afectado, como los pescadores, pero no hay que olvidar que su gobernanza del agua a lo largo de casi dos siglos, o más; sus niveles estacionales marcados en los azulejos de las golas, son responsables de que el lago y el arrozal se hayan mantenido como el ecosistema hídrico que tan atractivo resulta para millones de aves. La Junta ha gobernado bien el agua, hasta que el agua ha dejado de llegar al lago y ahora todo el mundo cuestiona a la Junta y se olvidan de mirar hacia quien debería regular, garantizar y suministrar el agua. Ni siquiera a la Fiscalía le interesa este aspecto clave y mientras tanto, se ha creado un conflicto donde no lo había.

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