Asia es el mayor continente del mundo. Desde el Bósforo, donde admira Estambul, hasta el estrecho de Bering. Desde el Ártico hasta Indonesia. Hemisferio Norte y Sur, Oeste y Este. Mares interiores, profundos lagos, estepas y los mayores relieves del planeta: las cordilleras Tian Shan y Kunlun se elevan por encima de los 7.000 metros; el Himalaya y el Karakorum, de los 8.000.

Al norte de la frontera rusa, prácticamente no se conoce mes árido. Aunque escasa, el invierno ve algo de lluvia, suficiente ante la nula evaporación que provoca el invierno más duro del planeta, fuera de la Antártida. En el nordeste de Siberia se localizan las ciudades más frías del Globo: récord de 67,8ºC en Verkhoyansk y Oimekon. Una diagonal árida casi continua se extiende desde el Sahara hasta los confines de Mongolia, con totales anuales por debajo de los 250 mm. Solo las lluvias atrapadas por las cordilleras marcan una delgada interrupción. Al este de esta diagonal, las lluvias se incrementan hasta rozar los 10.000 mm anuales en la isla de Nueva Guinea. Desde Darwin hasta la septentrional Hokkaido, no se baja de los 1,000 mm. No es casualidad que la población se concentre en esta esquina oriental. China es el gran ejemplo.

Buena parte de la meseta del Tíbet queda por debajo de los 250 mm pero igualmente el frío, por encima de los 3.000 metros de altura, la aleja de la aridez, que no de la sequedad. En invierno esa aridez se concentra en el trópico, con la convergencia intertropical en su viaje austral. Solo escapan Sri Lanka, puntos del sur de la India, Filipinas y Vietnam, donde las masas continentales llegan tras haberse cargado de agua en el océano. Hacia el verano la aridez disminuye en el sur, con la entrada progresiva del monzón, y tiende a aumentar en el interior desde el mar Caspio y hasta Mongolia.