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Más saber que ganar

Televisión Española homenajeó ayer al programa más veterano del país y de paso a Jordi Hurtado, ese presentador que coquetea con la eternidad y hace bueno el tango de Gardel: que veinte años no es nada. «Saber y ganar» se emitió esta vez en directo para cerrar la semana de ediciones especiales con los más sabios de entre sus sabios participantes. La pervivencia de este concurso en La 2 desmiente la máxima que acusa a toda la televisión generalista de zafiedad y encefalograma plano. El nivel de las preguntas y, sobre todo, de las respuestas desmienten la incultura general en un oasis que en pantalla parece pasado de moda pero demuestra no estar obsoleto. Porque todo aquí es sencillo: el decorado, la cabecera o los efectos sonoros están lejos de la espectacularidad de otros concursos y la única estridencia se la permite Jordi, que se ha pasado a las gafas de colores para certificar que no estamos ya en el siglo XX.

Es innegable que el programa trata más de saber que de ganar, porque aquí los premios están a años luz de las cifras millonarias alcanzadas por otros concursos de éxito como «Pasapalabra» o «Boom!», que despiertan interés por la sabiduría de los participantes y también por ver cómo va engordando el bote hasta cifras equiparables a la lotería. El creador y director de «Saber y ganar», Sergi Schaff, se plantea próximamente incorporar un premio acumulativo pero probablemente eso no cambiará el ritmo plácido y erudito del longevo formato. El año que viene llegará el programa 5.000 y todo seguirá igual mientras cuenten con la voz de Juanjo Cardenal, la sonrisa de Hurtado y esos espectadores que aún consideran mucho más interesante saber que ganar. Enhorabuena.

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