Existen ciudades que hacen obras y obras que hacen ciudades. Las obras que hacen ciudad son las mejores. Entre nosotros, el ejemplo paradigmático ha sido el Parque del Turia, un éxito rotundo desde el punto de vista del paisanaje, es decir, de la ciudadanía, a pesar de la Ciudad de las Artes y las Ciencias que, sin negar su mérito y belleza, pertenece al primer género, al de las ciudades que hacen obras. Creo que, con su modestísima inversión, el anillo ciclista, la leve pacificación y peatonalización, serán obras que hacen ciudad, destinadas a modificar las costumbres, es decir, la vida. Para mejor, signifique lo que signifique: que está por ver (Nota: hago la distinción a efectos explicativos, como el que distingue la materia de la forma, inseparables).

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Hay un periodismo que recoge, refleja e interpreta la realidad y hay un periodismo performativo (o yo qué sé) que la construye, al modo en el que el sujeto kantiano construye su objeto. Así, los periodistas que preguntan no tanto por ver cómo son las cosas, sino para que sean como preguntan. Ya digo, no sé y por ejemplo: si tu le preguntas a Errejón por Iglesias y a Iglesias por Errejón, y a cualquier otro por Errejón e Iglesias y, además, no preguntas otra cosa ni antes ni después del congreso que tuvieron, seguro que acabaremos todos afirmando que en Podemos existe un problema de personalismos. Estoy pensando ahora mismo en una apreciada, por incisiva, periodista televisiva: su virtud de repreguntar cuando los entrevistados se andan por las ramas, se le convierte a veces en el vicio de no aceptar otras respuestas que las deseadas de antemano. En fin: hasta que no diga el uno que el otro es un capullo revisionista, o el otro del uno que es un imbécil que no tendrá a nadie que le escriba electoralmente, no pararán/pararemos. (Nota: hago la distinción a efectos explicativos. Cualquier forma de periodismo lo es inevitablemente de los dos tipos y cualquier debate de ideas lo es entre personas).

Creo que la idea de colocar a La Perla cabeza abajo es una mala idea: la «gracia» del Felipe V de Xàtiva no es repetible. Lo que es excepción sustancial no puede ser regla accidental. Además, elegir a

Milagrosa Martínez como símbolo de la corrupción de los 20 años de gobierno del PP, ni es acertado (¿quién es Milagrosa Martínez y quién la conoce?) ni proporcionado: si el boca abajo del Borbón responde a la abolición de los Furs, a la quema de ciudades y al exterminio y purga de la población, deberíamos buscar ahora algo más gordo y a alguien más sonado para no repetir el drama histórico como farsa o comedia. Tengo un par de nombres en la lengua.

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