Voy a contar aquí una aparente obviedad. Las situaciones meteorológicas cotidianas, lo que viene a llamarse ´tiempo´, como condiciones meteorológicas y, erróneamente, como climatología o condiciones climatológicas, carecen de consciencia y, en ocasiones, también de conciencia. Carecen de consciencia porque, por ejemplo, entre finales de 2013 y finales de 2016 la situación era de extrema sequía y las borrascas potencialmente propicias no decidían: «venga, vamos a llover en el sudeste que están los pobres desesperados por ver caer agua». Un ser consciente hubiera decidido llover para arreglar la situación pero no, el tiempo no sabía que hacía falta lluvia. De igual modo, en diciembre de 2016 decidió llover en muchos puntos lo que no había caído en tres años y, según eso, ya no hacía falta que lloviera en semanas. Pues no, el tiempo inconsciente optó por dejar caer en enero lluvia y nieve en abundancia, combinándolo a veces con un viento huracanado que lo derribaba todo. ¡Qué falta de conciencia y consciencia! Y ahora en febrero venía de frente otro temporal de lluvias que sólo ha acabado cayendo en algunos puntos pero yo me preguntaba: «¿Para qué? No te das cuenta de que ahora vendría bien un poco de lluvia cada mes para mantener la humedad por arriba pero no otra vez mucha agua de repente, que la tierra está saturada y nuestros cultivos y bosques no pueden con tanta agua». De igual forma, si tengo una actividad al aire libre, una paella por ejemplo, ¿no debería darse cuenta la lluvia que su presencia no es oportuna, que he estado tiempo esperando y que no me viene bien? Si voy de turismo a un lugar en el que llueve poco en esa época, debería comportarse según lo previsto y no llover y estropear mis vacaciones. ¿A que es un poco absurdo todo lo que escrito? Pues no tanto, porque cuando me piden previsiones para momentos complicados o cuando me piden que diga en los pronósticos que llueva, no me piden un pronóstico, me lo encargan, casi lo exigen. El clima como comportamiento a largo plazo sí es algo más consciente, tal y como nos lo ha demostrado, arreglando una sequía de años en sólo dos meses. ¿O no estamos de acuerdo?. He estado tan inconsciente este fin de semana que casi olvido enviar esta columna.