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Acoso ante la cámara

Días después del estreno de «Proyecto Bullying» en Cuatro aún tengo muchas dudas sobre la idoneidad del programa. Está clarísimo que el programa duele porque nos llega, al enfrentarnos de manera cruda a la realidad del acoso escolar. Pero no me extraña que la Fiscalía de Menores pusiera trabas a su emisión y haya obligado a rehacer sus contenidos para preservar al máximo las identidades de todos los menores. ¿Es una buena idea que una adolescente lleve cámara oculta en la mochila para registrar las vejaciones a las que la someten? Por mucho que se pixelen rostros y distorsionen voces los implicados saben que son ellos, que han sido grabados y esto puede exponer, aún más, a la víctima ante los abusadores. Ese riesgo ya da mucho que pensar y temer.

La versión «edulcorada» de «Proyecto Bullying» que ha llegado a la pantalla no muestra imágenes de las agresiones, solo se escuchan. Y es más que suficiente para ponernos en la piel de quien las sufre y en su indefensa familia, que no sabe cómo afrontar ese drama diario. El primer testimonio de una joven de catorce años es demoledor: el aislamiento y los crueles ataques de los compañeros de clase son insufribles. Es fácil entender la desesperación de niños que han llegado a quitarse la vida para acabar con su tortura cotidiana. Seguro que ver este programa en clase puede ser útil para que los alumnos afronten la terrible realidad que algunos viven a su lado. Así lo dice Jesús Vázquez, quien se muestra especialmente implicado con la causa. En el primer programa logran fomentar la autoestima de la niña acosada e implican a un grupo de compañeros en su protección. Ojalá acierten siempre porque los menores están en riesgo.

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