Cerramos nuestro periplo global en Oceanía. Nos limitaremos al sector del hemisferio oriental. Más allá de la línea de cambio de fecha y haciendo honor a su nombre, sólo hay un extenso rosario de diminutas islas, cuyos matices son menores y especialmente poco visibles en una cartografía de pequeña escala. De hecho, las variaciones prácticamente se limitan a Australia y sus 7´7 millones de km2. Aquí se muestra el influjo tropical y templado. El año comienza con un arco húmedo extendido por el norte y por el este, desde North West Cape, en Australia Occidental, hasta el Cabo Oway, al oeste de Melbourne. Motivado por la Convergencia Intertropical en el verano austral, ese arco encoge con el avance del año en su lado septentrional, a medida que la convergencia cruza el ecuador, pero se estira por el sur, cuando el otoño y el invierno condicionan la retirada del anticiclón subtropical y la entrada de frentes cargados de humedad. De este modo, junio y julio, son meses húmedos en un arco meridional, pero que entre Adelaida y Esperance, apenas se limita a un fino hilo pegado a la costa. En agosto, la humedad retrocede hacia el sur y a media que desaparece de la mediterránea Perth, crece por el este hacia el norte, hasta llegar al punto de partida. El centro, continental, atravesado por el Trópico y a sotavento de los vientos húmedos, vive al margen de las lluvias, pero no se trata del desierto absoluto: ningún punto baja de 100 mm de promedio anual. El sudeste es, y no por casualidad, la zona más poblada al no conocer mes seco. Si en el trópico, los alisios concentran las lluvias en el este, Tasmania y Nueva Zelanda tienen su barlovento lluvioso al oeste. Al este, puntos de la Isla Sur no superan los 500 y los menos de 700 de Christchurch pueden explicar por qué sus alrededores se incendian.