El 3 de noviembre de 1990 publiqué un artículo en Levante-EMV titulado Que lo sepan en Pinedo, anunciando lo que les esperaba como consecuencia de la ampliación del Puerto de València. Para aprobar el proyecto por el Ayuntamiento hacían falta 17 votos y el PSOE solo tenía 13. Negoció los 3 del CDS, pero le faltaba el de Del Hierro, que estaba en el grupo mixto. Aprovechando esa necesidad les ofrecimos nuestro apoyo a cambio de que el puerto se obligase a construir un paseo marítimo/defensa de las costas de Nazaret, Pinedo y el Oliveral, que entraban en grave riesgo por la ampliación del puerto y se le obligase a regenerar la arena de dichas playas manteniéndolas en el futuro como hasta entonces. La negociación marchaba bien hasta que Unió Valenciana decidió apoyar el proyecto sin ningún compromiso, y así fue aprobado para perjuicio de los vecinos.

En el PP teníamos claro lo que iba a pasar, ya que contratamos a un catedrático de Hidrología Marina de la Universidad de Oviedo, que hizo un estudio que decía que todo lo que el puerto se comiese de mar, a cambio el mar se lo comería de las playas del sur, haciendo inútiles los espigones, ya que esa erosión se mantendría saltando de uno a otro hasta llegar a un fragmento de costa rocosa. Si además se dragaba hasta 18 metros de profundidad para facilitar la entrada en puerto de los grandes portacontenedores, se estaba evitando el frenado de las olas con el roce de las arenas del suelo de las playas, sometiéndolas a las embestidas de la mar gruesa. Fuimos a Pinedo a informar a los vecinos y se nos tachó de alarmistas y exagerados. Y pasado el tiempo ahí está el resultado. La desaparición de las playas al sur del puerto y la amenaza a medio plazo de salinización del Saler y la Albufera sin poderlo evitar.

El problema sigue siendo el crecimiento desmesurado de nuestro puerto con el argumento de que lo que es bueno para el puerto es bueno para València, sofisma absurdo, ya que hay cosas que son buenas para el puerto pero malas para València, como las que acabamos de sufrir.

València como ciudad portuaria que es, que no ciudad marítima -no tiene ninguna avenida que termine en mar abierto- no tiene espacio para un gran puerto y lo construye a expensas del mar, cuando los grandes puertos lo son a expensas de importantes ríos de los que ocupan grandes extensiones de veinte y hasta cincuenta kilómetros. Por ello, lo que siempre propusimos fue aprovechar nuestros casi 500 kilómetros de costa y realizar un plan de puertos especializados: Gandia para productos agrícolas, València para contenedores (con su zona ZAL adjunta), Sagunt para vehículos y grandes cargas, Castelló para agricultura y cerámica, Alicante para líneas de pasaje y turismo, evitando así la agresión del puerto sobre la costa sur de València. Pero que si quieres. Los del puerto a la suya, a comerse el mar hasta Ibiza.

Las cosas de la Naturaleza caminan despacio pero con firmeza y ahora a los 27 años la situación nos da la razón y lo malo es que sin soluciones alternativas. Parece que lo que era bueno para el puerto no ha sido bueno para Valéncia y que nosotros -a los que acosaron todos como exagerados- teníamos la razón. Pero ¿quién va a pagar las consecuencias? Como siempre, los más débiles, pero no estará de más que lo sepan y recuerden en Pinedo y playas vecinas.