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Alfons García03

¿Qué fue de Canal 9 (el nombre)?

Quién no habla estos días de À.? Eso ya es un éxito según la vara de medir de los publicistas, sostienen los discípulos valencianos de Risto Mejide. ¿No querían los gobernantes una radiotelevisión independiente? Pues ahí la tienen. Ahora solo pueden quejarse en privado si la marca les deja fríos y solo les provoca nostalgia de aquel viejo Canal 9, reducido casi al final a Nou, poco antes de la desconexión de Fabra (Alberto). Los rectores de la nueva RTVV han sido tan libres a la hora de bautizar lo que aún no existe que han preferido un concurso casi popular (existían pocas limitaciones para presentarse) antes que cocinar el nombre con estudios de mercado previos y análisis del mensaje que se quiere enviar a la ciudadanía. Como pasó en 1989, recuerdan los veteranos, cuando tras distintas consultas profesionales se decidió que el eje de la identidad debía ser el 9: por conjugar la historia (la simbólica fecha) y el futuro (nou, igual a nuevo). Pero entonces el proyecto nacía reposado y de cero, de verdad. El de ahora es el resultado del deseo de reparar con urgencia una pérdida sobrevenida. La consecuencia son las comparaciones y la sensación de que siempre se llega tarde, a pesar de los acelerones. Como ahora, que el nombre llega antes que la cosa y, como Platón hace casi 2.500 años, continuamos sin entender bien la relación entre lo uno y la otrÀ.

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