No sé si estas ideas son políticamente correctas. Tal vez hace años fuera yo más prudente, pero hoy, en verdad, como bien escribió José Saramago, «tengo los años necesarios para gritar lo que pienso». Parece evidente que el socialismo español se encuentra dentro de una profunda crisis de la socialdemocracia europea. El Estado de Bienestar está debilitado por las políticas de austeridad. A la globalización y al neoliberalismo imperante no se han sabido ofrecer alternativas que pudieran frenar el crecimiento de las desigualdades y de la fractura social. Creo que en estos últimos años hemos aprendido que el giro al centro político, al consenso, a los pactos desiguales con la derecha nos han llevado a enormes descensos electorales en Alemania, Austria, Holanda, Finlandia e Irlanda.

En el próximo congreso, el PSOE ha de orientar su programa hacia lo social. Parece ser que Benoît Hamon en Francia, Jeremy Corbyn en el Partido Laborista británico, Martin Schulz en el PSD alemán, la tendencia del Partido Democrático italiano? tienen el mismo criterio de atacar las políticas neoliberales de Europa y de negar cualquier pacto con los partidos de la derecha que las sostienen. Tal vez Bernie Sanders en EE UU haya representado mejor la posición en contra de la desnaturalizada política conservadora de la izquierda.

En España, el PSOE debe dilucidar hacia dónde se dirige. Si tuviéramos que escoger quién representa más genuinamente a la izquierda del partido es posible que no eligiéramos a Pedro Sánchez. Pero esa no es la cuestión. El debate en el congreso debe empezar respondiendo sin complejos a quiénes queremos representar. Se debe aprobar un proyecto de auténtica trasformación social, con una organización fuerte, unida y, sobre todo, con un discurso claro y coherente. Tal vez, si es así, se abra un período de transición que pueda reconducir al PSOE a los valores y principios que siempre ha tenido como partido de izquierdas.

En todo caso, más allá del congreso y de quién sea el próximo líder, parece evidente que el necesario giro a la izquierda estará presente en muchos militantes y votantes y, por tanto, en el partido. Porque no es una cuestión de personas, es una cuestión de ideas.