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La mujer de Lot

El peso del pasado y otros enigmas de mayo

La gran esperanza de la socialdemocracia europea sufrió el domingo un traspié en su primer test con urnas. La tendencia ascendente de Martin Schulz en los sondeos, que augura que hay partido frente a Merkel en las elecciones de septiembre, quedó roto por el fracaso de sus expectativas en el Sarre, territorio minero en el ojo del huracán de la historia europea. Los resultados del SPD en ese estado alemán, pequeño pero con mucha fuerza simbólica, quedan muy por debajo de lo que se necesitaría para alzarlo al poder, algo que ni siquiera conseguiría en alianza con Die Linke, La Izquierda, el partido en cuyo núcleo se asentó la organización resultante de la ruptura interna de los socialdemócratas alemanes. Las reformas de Schröeder, exitosas en lo económico y fracasadas en lo social, quebraron el principio socialdemócrata del equilibrio entre ambos términos y con ello al partido que fue referente político durante décadas para la izquierda reformista europea. Transcurrida más de una década de todo aquello, con los socialdemócratas sobreviviendo políticamente en una gran coalición con Merkel, que fue el modelo fallido de Rajoy para salir del reciente marasmo político español, el SPD intenta ahora recuperar su espacio político. El primer paso de Schulz, recién elegido líder del partido con una unanimidad casi preocupante, es la deconstrucción de su pasado reciente. Tiene el propósito anunciado de revertir algunos de los cambios de Schröeder para tratar de reequilibrar lo social y lo económico, algo que genera inquietud entre las organizaciones empresariales. Con Schulz, los socialdemócratas comienzan a cerrar una herida interna que acabó en fractura y allanó el terreno a la, en apariencia, imbatible Merkel. Ese ajuste de cuentas con su propia historia devuelve cierto vigor a los socialdemócratas. O eso dicen las encuestas, aunque las urnas lo desmientan. Las elecciones regionales de mayo servirán de nuevo test para corroborar si Schultz es el líder esperanzador que anticipan los sondeos o la demoscopia se declara de nuevo como instrumento fallido. En mayo también habrá urnas en el PSOE, el domingo 21. El peso de la historia del partido español más longevo también gravitará sobre ese proceso interno después de que quienes protagonizaron sus momentos de gloria ungieran a Susana Díaz en su multitudinario asalto a las primarias. Hay que ser muy sectario para negar el papel clave de los socialistas en el salto sustancial de España en las últimas décadas del siglo pasado. Otra cosa es que, como ocurre con ciertas estrellas, sólo quede el fulgor de una luz ya muerta que difícilmente puede alumbrar el futuro. "El PSOE puede cometer muchos errores, menos uno, que es convertirse en la mujer de Lot, que por mirar atrás quedó convertida en una estatua de sal". Así conjuraba ayer la tentación del pasado el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, el más fiel a su compromiso de neutralidad en la contienda.

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