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598 años de la muerte de San Vicente Ferrer

El 5 de abril de 1419 fallecía en Vannes (Francia).El día del óbito es el que la Iglesia suele fijar para celebrar litúrgicamente el día de los beatos y santos , por ser el del tránsito del mundo terreno a la gloria celestial, aunque en Valencia tradicionalmente lo hemos festejado el lunes siguiente a la semana de Pascua, dado que su jornada oficial cae siempre en Cuaresma o las Semanas de Pasión o Santa que no nos permitía a este pueblo en permanente estado de fiesta y jolgorio hacerlo con el estilo regocijante barroco y mediterráneo que nos caracteriza. El aniversario casi de seis siglos es buena ocasión para recordar dos asuntos importantes que resolvió el dominico Patrón del Reino de Valencia: Compromiso de Caspe y Cisma de Occidente.

Hace 600 años, en 1417, el Concilio de Constanza dio carpetazo final con la elección de un nuevo Papa, Martín V, al medio siglo que duró el gran escándalo de la Iglesia Católica medieval, culebrón que costó desmontar y cuyo operativo principal se urdió en gran parte en tierras castellonenses de la mano del santo valenciano Vicente Ferrer. Juan Gerson, canciller de la Universidad de París, asistente a dicho Concilio hizo constar y documentar en una de las sesiones la gran labor realizada por nuestro dominico, primero mediante el método de la persuasión tendente a que el Papa Luna desistiera de la tiara pontificia y abdicara, y luego por la fuerza utilizando al rey de Aragón y Castilla Fernando I para que decretara la substracción de obediencia a Benedicto XIII dejándole sin apoyos políticos y militares, y liberando a sus súbditos de obedecerle.

Con anterioridad, san Vicente Ferrer, hábil negociador y componedor políticos, había resuelto la cuestión sucesoria a la Corona de Aragón, aprovechando que estaba de misiones religiosas por tierras castellonenses, escenario geográfico estratégico donde debió tener especiales contactos e informaciones precisas de orden político. San Vicente Ferrer que se movió por casi toda España y parte de Europa a pie predicando procuró estar lo máximo posible en el territorio de la Lugartenencia de Uxó o Castellón entre los años 1409 y 1415, duros y polémicos previos a dos grandes problemas, uno civil y otro religioso, la sucesión de la Corona de Aragón en el Compromiso de Caspe y el Cisma de Occidente.

Por entonces, el dividido Parlamento Valenciano ante la cuestión sucesoria de la Corona se reunía en lugares como Vinarós, Traiguera, san Mateu o Morella, mientras que el Rey celebraba Cortes en Morella. En todo este tiempo vemos que San Vicente desplegaba su actividad apostólica precisamente en aquella parte del Reino de Valencia, siguiendo una ruta que solía quedar cerca, coincidente o paralela, de las Villas donde hacían sus reuniones preliminares los parlamentarios. Por otra parte, en la misma área geográfica está Peñíscola, en cuyo castillo residía el Papa Luna.

Las crónicas y las tradiciones de los pueblos que están en los caminos desde la Plana de Castellón a Morella nos relatan el paso siempre a pie o la presencia en ellos del santo dominico en su misión religiosa en aquellos años de los grandes conflictos, que él aprovechaba por decisión propia o a petición de parte para poner orden y paz en asuntos civiles o políticos. Es el caso de las sangrientas batallas ocurridas entre partidarios de los Soler y los Centelles en 1409, que desde Valencia se extendieron a la zona entre Morvedre y Castellón , o las enconadas luchas y tensiones entre Castellón, Onda y Almassora en 1412.

Desde Morella se va a Alcañíz y a Caspe y san Vicente, deambulante por los caminos del Alto Maestrazgo, con información de primera mano de los transitarios y de los emisarios que recibía, debió estar al tanto de lo que se cocía en las reuniones parlamentarias de los tres Estados de la Corona de Aragón, los cuales se juntaban por aquel triángulo geográfico. A pesar de no ser elegido el santo por el Parlamento Valenciano para ir a Caspe, fue designado en representación de Valencia, pero propuesto por los aragoneses dada su fama y prestigio. Y fue precisamente él quien más influyó para que el nuevo rey de Aragón fuera el de Castilla, Fernando, en 1412.

Concluido el negocio civil, vino el religioso, operado en Morella fundamentalmente, donde el santo en una de sus correrías apostólicas, se encontró con el Fernando I, que hacía Cortes allí, y con el Papa Benedicto XIII, quien había subido desde Peñíscola. Era muy preocupante el problema del Cisma en la Iglesia -había tres Papas- y conocedoras las altas instancias de la buena relación de san Vicente con el Papa Luna le encargaron negociar su dimisión. Varios meses estuvieron en Morella el Rey el santo dominico sin que pudieran convencerle, obstinado Benedicto XIII, buen canonista, en que él era el legítimo. Los otros dos Papas harían lo mismo, si él cejaba.

Ante la actitud del Papa Luna, san Vicente aprovechando que a Fernando le había hecho él Rey de Aragón debió pedirle le devolviera el favor para resolver el Cisma de la Iglesia firmando un decreto de substracción de obediencia al Papa Luna por parte de los súbditos de la Corona de Aragón con lo que se finiquitaba el asunto. El Rey se lo firmó y el propio santo dominico en 1416 desde el púlpito de la catedral de Perpignan leyó la disposición por la que en adelante no se le debía prestar ningún reconocimiento, ni obediencia. Se quedaba el Papa del Mar sin el único apoyo que le quedaba, la Corona de Aragón. El Concilio de Constanza aprovechó entonces y lo depuso en 1417, dándose por cerrado oficialmente el Cisma de Occidente. El Papa Luna se retiró a Peñíscola abandonado donde murió a los 95 años.

Quedó un pequeño fleco, un canónigo de Valencia allegado a Luna, Gil Sánchez Muñoz, a quien Benedicto XIII hizo cardenal, a su muerte fue elegido (anti)Papa por cuatro adictos que le quedaban tomando el nombre de Clemente VIII, pero al final a éste se le consiguió controlar y abdicó en una ceremonia celebrada en la iglesia de la villa de San Mateu en 1429, hecho recordado con una lápida obrante en el templo.

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