Mañana 6 de abril se cumplirán seis años de la publicación de la primera ley de bomberos, la Ley 7/2011 de la Generalitat. Mientras otros sectores llevan dos o tres leyes sucesivas de regulación, los bomberos hemos tenido durante años un marco común, unificado de referencia que nos permitiera avanzar como colectivo y no como entidades dispersas.

La existencia de seis cuerpos de bomberos dependientes de distintas administraciones, los bomberos forestales dependientes de empresas públicas, etcétera, exige enormes esfuerzos en coordinación que hacen perder recursos y capacidades. Baste recordar los conflictos propios de la distribución territorial y competencial.

Una feroz resistencia a la homologación, a la unificación, a romper con los reinos de taifas estuvo en el origen de la tardanza en la elaboración de una ley que veníamos exigiendo desde los años 80 del siglo pasado. Resistencia que se prolongó hasta finales de 2015 en que con la nueva Generalitat, se pudo constituir, con más de cuatro años de retraso y tras sentencias judiciales, el órgano de coordinación.

No obstante, las mismas resistencias perviven aún y el trabajo por conseguir desarrollar la ley se presenta difícil para aquellos que como CC OO queremos caminar hacia un Cuerpo Único de Bomberos. Tal como defendimos ya en 2004, en el período de comparecencias previas a la aprobación del Estatut d´Autonomia actual. Un servicio unificado capaz de aglutinar todo lo profesional y disperso que atiende de manera operativa la prevención, extinción de incendios y el salvamento, ya sea en el ámbito urbano como rural.

Confiamos resueltamente en que la creación reciente de la Agencia valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias sirva para caminar en pos de este objetivo, en línea con la enmienda que conseguimos incorporar en la ley de creación de la misma Ley 4/2017 en su artículo 3.2.r) y que aboga por esa «unificación».