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Cuidado con abril

Tengo la naturaleza dividida en moradas según su proximidad a mi alma: las dos más cercanas son mi gato -que pertenece a los días verdes de la infancia- y mi armario-jardín, de un solo metro cuadrado, donde he reunido más de treinta plantas puestas en estantes, disputándose una luz más bien escasa y floreciendo, ese es su deber y el nuestro. Los jacintos y narcisos brotaron para detenerse, luego, entre luces dobles e inciertas, como la paloma de Alberti, que se hizo un lío con el calor y la nevada. Abril no es el mes más cruel, pero puede serlo como el que más. Cuidado.

El otro día volvía del Carraixet con la bici. En el barranco, los azulones andan unidos en parejas muy formales y las fochas persiguen a las hembras de un modo tan desconsiderado como escandalosa es la proclamación de amor de las cotorritas paradas en una higuera: estampa tropical. Luego, como una evocación de esos ímpetus juveniles, las fochas tendrán pollitos con una cresta roja, delicada, puro punk. Vuela a tirones el buitrón y nadie es más coqueta que la lavandera. Pues ese día, en una esquina de Alboraia, se detuvo el coche que venía por mi izquierda, interpreté que podía pasar y cuando estaba pasando, arrancó el coche. Levanté la pierna expuesta, pegué un grito y me preparé para caer (tengo experiencia). La conductora frenó en seco y dijo: «¡Qué susto me he llevado!». Pues anda que yo€

Hace muchos años iba a una discoteca con una compañera de facultad que me gustaba del peor modo posible: sin darme cuenta. Y quizás por ese andar por las nubes, no vi el coche que venía por mi derecha hasta que oí su resoplido de miura. Apoyé la mano en su morro y salté. Más que un salto fue un vuelo corto porque aterricé en la siguiente acera. Luego, encajamos bastante bien, Raquel y yo, bailando el Morning has broken de Cat Stevens. Yo no uso el móvil en el coche ni en los cruces, pero leo el periódico en cualquier sitio. Hace unos días, un brillante artículo de Sergi Pàmies me hizo tropezar con un señor que, primero, me miró con cara de dragón y, luego, soltó una carcajada.

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