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Cocido y palmeras

Los dos últimos en llegar a la familia son los niños Xan e Ian, que creo que sólo son formas célticas de Juan/Joan, como Iván, que es lo mismo pero en eslavo. Mi padre se llamaba Juan (Bautista) y mi hermano Juanjo, así que en esta familia somos muy solsticiales, sanjuaneros. Pues Xan está muy crecido para su edad y así que llegó el tiempo engañoso y mudadizo, de sol quemante pero pasajero, de la Pascua al lugar de Santa Cristina, Oleiros, A Coruña, se fueron todos a la playa y los niños se quedaron en cueros y con las peloticas a remojo. Corrían las perras rebozadas de arena, y hasta la terraza donde leía, llegaba el crepitar de la tertulia de las chicas y su psicodrama liberador.

Me he fijado que Xan aprovecha su mayor envergadura para clavarle los codos a su primo Ian, acaparar juguetes y salirse con la suya. Ian contraataca con inteligencia emocional: te coge de la mano, cuenta historias en castellano patoso (su madre Iria traduce) y explota su indudable encanto pequeño y dulce: le llamamos machupichín aunque sea güero. Las palmeras de la playa han aguantado bien todos los temporales, están rollizas y sin picudo. En los prados urbanos campean amarillas y blancas las margaritas y por todas partes cuelgan los racimos de glicinas y los camelios se tachonan de flores apretadas. Capullos de falsa solidez que se desvanecen con facilidad. Galicia en flores propagada. Mientras tanto, a mis amigos y a mi nos nacía en el Socarat, Sueca, el primer nieto: Arnau. Es un decir: el niño nació en el hospital, pero el campamento está donde la paella.

Otro día volveré a Mondoñedo para saludar al bien nutrido fantasma de Álvaro Cunqueiro que, en su intento de ascender a la gloria, se ha enredado con los muñecotes menestrales que orlan las torres diocesanas. Para fijar la Pascua usan, sus eminencias, un juego lunar y algorítmico. Le llaman pagano, pero es cábala y anotación contable: herencia judía. Para el sábado de Gloria tuvimos cocido galego, con chorizo y oreja y grelos comprados en el feirón de Sada. Veredicto general: hummmmm.

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