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La procesión de san Vicente Ferrer se instauró en 1471

El sábado 6 de abril de 1472 el Justicia y los Jurados de Valencia, previa deliberación y acuerdo con el Cabildo de la Catedral, decidieron que a San Vicente Ferrer -canonizado por el Papa valenciano Calixto III el 29 de Junio de 1455- fuera festejado honrat e venerat por la Ciudad, fiesta que debía tener la misma dignidad que la que se le tributaba en la eclesia de Deu.

En la fundamentación jurídica de la disposición por la que se instaba «a la solemnisada celebración constaba como mérito la tan mirable vida e Sanctedat, la qual es comprobada per grandisims e inumerables miracles e encara per una condesent e rahonable consideracio per quant es fill e natural de aquesta insigne ciutat de Valencia».

El gobierno municipal esgrimía estas dos razones, una religiosa y otra civil, para promulgar la declaración municipal y laboral de fiesta de la que ya venía observándose dentro del calendario litúrgico de la Iglesia. Razón de peso, el orgullo de que el santo dominico fuese hijo y natural de la insigne ciudad de Valencia.

«E per ço executant lo concordat e delliberat, volen que dema mati que será Digmenge ques celebrara la festa del dit glorios Sanct Vicent Ferrer sia feta solemne e devota prosesó, dice el cuerpo principal del acuerdo municipal, el cual aparece reflejado en el Manual de Consells de 1472, nº 4, fol. 83».

El propio texto del acta levantada señalaba el itinerario que debía llevar la procesión, «la qual partint de la propia Seu ira e exira per lo Portal e la plaza de la frita, e hira per lo carrer de la Devallada vulgarment dita del Bisbe, e voltara per lo carrer de Sent Joan del Espital, e aquí avant girara a ma Esquerra la via del monestir de frares Prehicadors hon se fara lo ofici Divinal ab solemne Misa e Sermo a honor e gloria de Nostre Senyor Deu, e de la gloriosa Verge Maria e del dit benaventurat Sent Vicent€»

La noticia escrita nos aporta tres datos importantes, uno que la fiesta de san Vicente, en origen, era el día de su fiesta litúrgica, el 5 de abril, no el lunes siguiente a la octava de Pascua de Resurrección tradición más tardía, que era en la propia Iglesia de su convento y no en la Catedral donde se centraba la solemnidad, y que la procesión no seguía el itinerario acostumbrado de las otras como la del Corpus, sino que iba, como se sigue haciendo, hasta el convento dominico, hoy sede de la Capitanía General.

La autoridad municipal especificaba en su decreto que el objetivo de la celebración litúrgica era para que «sent Vicent nos vulla trametre pau, salut e bon temps temprat del Cel, per modo que los fruits, que son acomanats a la terra, puixen donar son compliment aixi com avem menester€»

Terminado el Oficio religioso «la prosesó sen tornara per la Plaça vers lo Temple e discorrent sen vendrá per lo carrer de sant Esteve e pasara davant lalmodi e per la Plaça de la erba sen tornara en la dita Seu per lo Portals dels Apostols».

En la parte dispositiva, se mandaba hacer crida o bando público por calles y plazas de la ciudad, en la manera acostumbrada, en la que se convocaba «a tot feel christia e christiana que dema per lo mati sien al toc de misa en la dita Seu per acompanyar la dita Proseso ab llums en les mans e com pus devotament».

Conscientes de que coexistían las tres religiones Judía, Islámica y Cristiana, la invitación municipal era sólo para los de fe cristiana y se especificaba claramente que podían ser tanto hombres como mujeres los que podían acudir a esta procesión, es decir no era una procesión sólo para hombres como se acostumbraba en aquella época, sino que podían participar en ella expresamente mujeres.

Cierra el acuerdo municipal, y así se hizo constar en los bandos publicados oralmente, la «exhortación y orden a tots los habitants en los carrers per hon la dita procesó pasara que denechen e entalemen aquells com mils e pues honradament poran per la celebritat de la festa de un tan glorios Sant e guanyaran los perdons acostumats».

Costumbre que aún existe en la ciudad y pueblos de limpiar las calles y engalanar balcones y fachadas de las casas de la carrera de la procesión, que, como el propio documento municipal da a entender estaba, y está, dotada de días de indulgencia otorgadas por distintos Papas y Obispos por el hecho de asistir devotamente a ella.

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