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Frente republicano

El cada vez más acusado giro radical de Jean Luc Melenchon, el candidato populista de la izquierda francesa, le impidió ayer pedir a sus seguidores que no voten a la ultraderechista Le Pen en la segunda vuelta electoral francesa. En 2002, no dudó, en cambio, en reclamar el apoyo para Chirac con el fin de frenar al padre de la actual candidata nacionalista. Chirac representaba entonces a un gaullismo bastante más conservador que la idea socioliberal y republicana que defiende Macron. Pero el camino seguido desde entonces por el líder de la izquierda insumisa le ha conducido a otra trinchera. Desde ella, algunas cosas no se ven de manera tan distinta a como se perciben en el lepenismo. Por decirlo de otra manera, Melenchon coincide bastante más con la candidata neofascista que con el presumible futuro inquilino del Elíseo. Para empezar una idea localista frente a otra cosmopolita y europea partidaria de permanecer en la Unión. Una sociedad cerrada y otra abierta. Los enemigos son en buena medida los mismos para la insumisión populista de ultraderecha e izquierda que maneja a su antojo la teoría del pueblo engañado por las élites, y la estafa de la globalización. Le Pen y Melenchon comparten, además, un voto obrero que ha aprendido a asimilar por igual los dos mensajes. Pablo Iglesias, la versión española de Melenchon, también ha expresado sus dudas sobre la conveniencia de apoyar al candidato reformista que se enfrenta al neofascismo. Aunque, al menos, en su partido hay quienes creen que a Le Pen se le debe cerrar el paso. Pero para ello debe ganar Macron.

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