Desde hace un tiempo se está repitiendo por parte del Gobierno y de las empresas que la economía se está reactivando, que estamos saliendo de la crisis Sin embargo, las cifras se empeñan en demostrar lo contrario y como en los últimos cuatro años asistimos a un aumento de la siniestralidad laboral inaceptable.

El total de accidentes de trabajo con baja en 2016 ascendió a (42.062) lo que supone un incremento del 6´5 % con respecto al 2015, pese a que la población expuesta sólo ha aumentado el 3´9%. Pero si analizamos con más profundidad los informes, debemos destacar que más del 99% (41702) del total de accidentes están calificados como leves, aunque en muchas ocasiones las bajas acabaron necesitando una duración de varias semanas.

En el caso de los accidentes mortales, el 50% se produjeron por patologías no traumáticas y el 19% estuvieron asociados al tráfico, lo que evidencia el peso entre los factores desencadenantes de la precariedad laboral favorecida por sucesivas reformas.

En el caso de las enfermedades profesionales también asistimos a un incremento constante de las declaraciones (el 9´8% respecto a 2015), a pesar de que sigue existiendo una elevada infradeclaración. Del total de 3090 declaradas, el 58´1% correspondió a mujeres, a pesar de que el número de empleadas era (y es) menor que el de los hombres.

Igualmente cabe señalar que más del 90% de las enfermedades declaradas correspondían a las producidas por agentes físicos (sobre todo trastornos musculoesqueléticos) y sin embargo se declararon apenas el 0´1% de las producidas por agentes cancerígenos.

A todo lo anterior cabe añadir el debilitamiento de la política preventiva y las dificultades para encontrar empleo, o el miedo a perderlo, que siguen abonando el camino hacia las desigualdades y la pérdida de derechos, poniendo en riesgo la salud de la población trabajadora. Una vulnerabilidad que se ceba con las mujeres (mayor afectación de enfermedades profesionales), las personas jóvenes (mayor riesgo de sufrir accidentes), mayores (mayor siniestralidad), personas con discapacidad, colectivo LGTBI (en ambos casos mayor riesgo de sufrir acoso laboral), personal inmigrante (ocultación accidentes).

Este sindicato seguirá cuestionando lo que niega la evidencia, denunciando la relación causa efecto de enfermedades y accidentalidad con recortes en prevención, plantillas insuficientes, sobrecarga, parcialidad forzosa, alta temporalidad y falta de formación, aderezada con peores salarios€ en definitiva de unas condiciones de trabajo que no se corresponden con la tan repetida "recuperación económica".