El albedo es el porcentaje de radiación devuelta a la atmósfera respecto del total incidente sobre una superficie. Los valores oscilan según la cubierta: la nieve tiene valores de hasta el 95% siempre que se trate de nieve reciente, ya que la compactada se queda en el 55; los desiertos oscilan entre el 20 y el 45; los bosques, del 5 al 20; las praderas, del 16 al 26 y los suelos, entre el 5 y el 40, dependiendo del tipo. El mapa mundial del albedo (sin la Antártida ni los mares) lo refleja perfectamente, al igual que la media zonal. En todo el hemisferio sur, los valores quedan por debajo del 20%, excepción hecha de los campos de hielo patagónicos. Supera ese umbral a partir de los 20º de latitud norte, coincidiendo con los vastos desiertos subtropicales. Desciende entre los 30 y 45º N, donde los desiertos continentales contrastan con zonas húmedas y por tanto con abundante cubierta vegetal. Desde aquí los valores se disparan hasta alcanzar promedios por encima del 70%, determinados por el enorme inlandsis de Groenlandia y otros menores en los archipiélagos canadiense y de las Svalbard. Si analizamos el siglo XX, (1948-1999), frente a los valores de la presente centuria (2000-2010), apenas se observan variaciones hasta los 30ºN. A partir de aquí, se alternan vastas zonas de descensos con otras de fuertes ascensos como el norte de Canadá o una diagonal que avanzaría por las cordilleras del Asia Central hasta las costas del mar de Siberia Oriental. En conjunto, dominan los sectores de descenso como muestra la curva zonal: la más absoluta estabilidad de las latitudes tropicales contrasta con descensos muy marcados en torno a los 50º del hemisferio austral, y en las bandas 50º y 75º del hemisferio boreal. Destaca el contraste latitudinal de Groenlandia. Sigan a la escucha.