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Ni Le Pen ni Macron

Son muchos los electores franceses que no piensan dar su voto ni a Marine Le Pen ni a Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales francesas.

Lo indica una encuesta del diario Le Monde entre 600 ciudadanos de distintos lugares y profesiones que argumentan lo que les mueve a votar la próxima vez en blanco o abstenerse.

Entre ellos los hay que en la primera vuelta votaron bien al veterano candidato de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, bien al infortunado socialista Benoît Hamon o incluso al corrupto y desacreditado líder de los Republicanos, François Fillon.

Algunos han decidido abstenerse, convencidos de que el ex ministro socialista y fundador del movimiento En Marche, Macron, no va a necesitar de sus votos para llegar al Elíseo.

Otros, por el contrario, dicen que votarán tapándose la nariz porque se trata ante todo de evitar la posibilidad, por remota que les parezca, de que la ultranacionalista Le Pen consiga la mayoría de los votos.

Pero hay quien dice estar harto de chantajes como el hecho de sentirse obligado a votar a Macron no porque se esté convencido de su programa, sino sólo para cerrarle el paso a su rival de ultraderecha.

Alguno califica a ese joven ex banquero de Rothschild y ex ministro de François Hollande de "producto comercial fiduciario" y dice desconfiar de su programa neoliberal.

Otros se niegan a dar un cheque en blanco a quien consideran un admirador de la canciller federal alemana, Angela Merkel, y su programa económico.

Macron, a quien la prensa amiga califica de "centrista", pretende acabar con la jornada laboral de 35 horas, retrasar la edad de jubilación y hacer una serie de recortes sociales con el pretexto de dinamizar una anquilosada economía.

Votar a Macron, argumenta alguien que votó convencido en la primera vuelta al derrotado candidato socialista, Hamon, es renunciar a "un mundo más justo, más ecológico y social".

Muchos ciudadanos no aceptan que se agite ahora el espantajo de Marine Le Pen para convencerlos de que voten a un político al que consideran corresponsable del ascenso de Le Pen.

Votar ahora a Macron, argumentan, es garantizar que se profundizan unas reformas neoliberales cuyo rechazo popular podría acabar llevando al Elíseo, si no ahora, dentro de cinco años a la líder ultranacionalista. Ciertamente, difícil elección.

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