Cuando por fin se encontraron, tras conocerse por internet, Jimena preguntó a Shaza por qué se había enamorado de ella. Shaza le dijo: «Porque puedo ver mi futuro en tus ojos». Jimena se ha tatuado esa frase en su mano izquierda: «I can see my future in your eyes». Por encima del mundo queda la confianza. Las dos jóvenes que han huído de Dubái amenazadas por la familia de Shaza por no permitir dejarlas vivir su historia de amor intentan construir con voluntad y sentimiento un futuro. Uno libre. A veces solo se trata de eso, de tener a alguien que pueda mostrar el camino.

Este fin de semana, publicaba esta casa la encuesta de primavera de Invest Group sobre el frente político valenciano. Un sondeo lleno de confianza, como la historia de estas dos jóvenes. Y que deja claro que en la Comunitat Valenciana algo ha cambiado en estos dos últimos años sobre la valoración y la opinión en la gestión de quien gobierna y que pone el foco en un ámbito, educación, al destacar el aval hacia las decisiones que se están adoptando desde la conselleria. Quién lo hubiera dicho... La encuesta refleja el apoyo a las medidas sociales y educativas para el fomento del valenciano. Como el decreto del plurilingüismo. Ese que se encuentra en el juzgado, en defensa de los intereses de los municipios alicantinos porque no respeta las particularidades de una provincia en materia lingüística, según alega la Diputación de Alicante sin consultar con nadie.

La confianza es voluntad. Y ha acertado la Conselleria de Educación con el impulso a la enseñanza pública, laica y de calidad, según establece la Constitución, la única que garantiza las mismas oportunidades para todos los alumnos la puedan pagar o no, por más que le pese a la concertada que tan bien ha vivido a costa de los ratios públicos tantos años atrás. Así como la tozudez con la que el conseller ha emprendido una cruzada para que los colegios impartan más horas de inglés a la semana junto al valenciano, y mejorar el nivel educativo, sin que las familias tengan que acudir a academias privadas como refuerzo para compensar las carencias de un sistema que deja huecos en los idiomas o la firmeza con la que ha defendido el torpe sistema de reválidas impuesto desde Madrid ofreciendo alternativas para no levantarles muros. Eso refleja la encuesta.

Y porque no tiene sentido vivir en una comunidad con dos lenguas oficiales y no asumir la responsabilidad de conocerlas, respetarlas y desde las instituciones, enseñarlas. Porque luego se exigen y se valoran. La barbaridad de pretender discriminar una de ellas por parte de una institución alegando que en el interés de sus ciudadanos no es conveniente dedicarle más horas en un colegio para mejorar su aprendizaje y conocimiento no es interés público, es condenar a los alumnos a tener menos oportunidades y ser menos iguales. A que estén menos preparados. Y, desde luego, cuenten con menos recursos. Y es injusto. El valenciano no es un problema, lo es quien pretende convertirlo en un arma política y es capaz de ir al juzgado por ello.

La confianza, además, es sentimiento. Más de 600 enmiendas presentadas por PSPV y Compromís esta semana a un presupuesto que deja 310 millones de euros menos en inversiones respecto a los fondos que el Gobierno contempló en las cuentas de 2016. Y ya íbamos cortos. El PP renunciaba a cambiar las cuentas porque son para seis meses y preferían no enfadar a Génova. Si miramos al frente, ¿dónde encontramos el futuro? Pues ahí está la encuesta.