La pasada semana, este diario publicaba una encuesta según la cual, en caso de que hubiera nuevas elecciones a la Generalitat, el PSOE conseguiría cinco escaños más que en los comicios de 2015. La corrupción del PP ha ido a más desde entonces y puede justificar que los valencianos valoren tener un president honrado como Ximo Puig. Pero la mayor preocupación de los valencianos sigue siendo el paro -como la del resto de los españoles-, y el empleo ha mejorado significativamente en la Comunitat Valenciana desde 2015.

En la anterior legislatura, con el PP gobernando en Madrid y en Valencia, en la Comunitat se destruyeron 50.000 empleos. Desde 2015, con un gobierno de izquierdas liderado por el PSPV, 108.000 valencianos, alicantinos y castellonenses han encontrado un empleo según la Encuesta de Población Activa (EPA). Y uno de cada cuatro nuevos empleos se ha creado en la industria en un entorno global cada vez más competitivo en plena revolución tecnológica. El empleo crece un 4 % en la Comunitat Valenciana, favorecido por una política monetaria extremadamente expansiva del BCE, un euro infravalorado que favorece las exportaciones y el barril de petróleo a 50 dólares. Pero el resto de regiones de Europa también se beneficia de esas condiciones y el empleo no crece un 4%.

La Comunitat cuenta con un parque empresarial competitivo, con fuerte vocación internacional, trabajadores cualificados y una economía diversificada con un sector industrial, incluída la industria agroalimentaria, que sufrió especialmente el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Pero hoy se está reinventando, innovando, mejorando la calidad de sus productos y buscando nuevos mercados fuera de España.

Una economía de mercado necesita instituciones sólidas y bien gestionadas para crecer. Ese es el principal mérito de Puig y que seguramente ayuda a explicar, junto a la intensa creación de empleo, que muchos valencianos que no le votaron digan ahora en las encuestas que sí lo harían. En un entorno fragmentado ha sabido formar un gobierno tripartito que está funcionando. Un gobierno que, a pesar de la intensa creación de empleo, no está contento con la precariedad, con los bajos salarios -especialmente de los jóvenes- y con la aún elevada tasa de paro que heredó del PP.

Un Gobierno que quiere recuperar la tradición de los gobiernos socialistas valencianos que fueron pioneros en España en la creación de parques tecnológicos en los años ochenta. El PP en 20 años provocó la burbuja inmobiliaria y el resultado fue paro y precariedad. En 2011, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero invirtió en infraestructuras en la Comunitat Valenciana el triple de lo que va a invertir Mariano Rajoy en los presupuestos de 2017, con el apoyo de Ciudadanos, y que seguramente no podrán ejecutar. Y en 2011, la inversión pública en innovación fue el doble de lo presupuestado en 2017 por Rajoy, con el apoyo de Ciudadanos, que tampoco podrá ejecutar al 100 %.

Un gobierno que tiene como prioridad sacar a los niños valencianos de los barracones que montó el PP y construirles escuelas dignas para que se formen. Un gobierno que tiene como vocación recuperar los duros recortes del PP en educación y sanidad, y lo hace con una reforma fiscal que ha bajado el impuesto sobre la renta al 95 % (con el PP era la comunidad autónoma con el tipo más alto). Y le ha subido el impuesto al 5 % de valencianos más ricos que con el PP eran los que menos impuestos pagaban de España.

En 2019, cuando serán las próximas elecciones, la creación de empleo en la Comunitat Valenciana estará próxima a 200.000 empleos, versus los 50.000 destruidos en la anterior legislatura con el PP en el gobierno. Podrían crearse muchos más empleos si el PP europeo apoyara el plan de inversiones que propone la Comisión y que permitiría desarrollar el Corredor Mediterráneo. Si Rajoy reforma la financiación autonómica y negocia con la Generalitat reducir la deuda valenciana como pide Ximo Puig (y como acaba de hacer para Euskadi), aumentarían los recursos del Govern para la inversión en educación e innovación y crear empleos de calidad con salarios dignos, especialmente para los jóvenes valencianos. También podría mejorar la sanidad, la dependencia y los servicios sociales.

Podría crearse empleo de calidad y con mejores salarios si Rajoy apoyara la iniciativa en el Congreso liderada por el PSOE y respaldada por todos los partidos de la Cámara para derogar la reforma laboral. Eso permitiría que las empresas hoteleras repartieran sus extraordinarios beneficios con los trabajadores valencianos, algo que en estos momentos no está ocurriendo.

Que el PP cuestione el liderazgo de Ximo Puig es comprensible. Pero que compañeros de partido estén aprovechando las primarias socialistas para hacerlo es inmoral. Los militantes votarán el próximo 21 en sus primarias y en su próximo congreso regional si quieren que en la próxima legislatura la izquierda siga gobernando valencia con el liderazgo de Ximo Puig y del PSOE reforzado. O bien, provocan una inestabilidad política que pondría en riesgo el gobierno del cambio. Que la fuerza les acompañe.

*José Carlos Díez, profesor de Economía. Universidad de Alcalá