Con la muerte de J esús Barrachina, no solo desaparece un hombre emblemático de la vida gastronómica, fallera o futbolística de la ciudad, sino también el inventor de la mejor noche valenciana. A él se le debe, quizás, la más brillante y celebrada vida nocturna de la ciudad, cuando salir suponía encontrarse en un local regentado por Jesús. A él se le deben una gran cantidad de locales de ocio, desde cafeterías de renombre, como Bimbi, Suesba, Ateneo y otras tantas, y salas de fiesta o discotecas, como Mister Chús y Suso`s, pubs exitosos, como Le Privé, Colom D`Or o Rolls, anexo éste a Suso`s, recordando el viejo Rolls Royce con el que Barrachina deslumbraba por las calles de Valencia.

Conocí a Jesús cuando en una sala de fiestas llamada Stop, situada en la calle de San Vicente y ya desaparecida, a la que acudía con asiduidad junto a su entonces inseparable amigo Sixto Ayora, un comerciante de café y soltero de oro en aquella época. Juntos arrasaban corazones solitarios. Ya por entonces, Barrachina se casó con una guapa valenciana, Carmen Arnal, con la que tuvo tres hijos, Jesús, Nacho y Cuca. Ello no frenó la actividad nocturna de Barrachina, sino que le impulsó a crear los centros de diversión nocturna más frecuentados por la jet set valenciana y por todos los personajes foráneos que visitaban Valencia.

La etapa de Mister Chús, en la calle del Conde de Salvatierra, fue espectacular. El logo representaba al propio Jesús, con su bigote de puntas retorcidas, monóculo y bombín. Barrachina creó un estilo de relaciones públicas, cercano, abierto y visceral, con amplio y muy personal sentido del humor, y sus expresiones y ademanes en público fueron notorias y celebradas. Sus chascarrillos, sus ocurrencias y sus charlas estaban repletas de gracia, ironía y cierta procacidad. Todos hablaban de Jesús Barrachina como el creador de la nueva noche valenciana.

De allí pasó a Suso`s, en Taquígrafo Martí, y aquello se convirtió en el centro obligatorio de gentes de todas las clases sociales, predominando la alta sociedad. Era corriente encontrase allí con los apellidos más notables y notorios de la ciudad, y en los inolvidables «jueves de Suso`s», desfilaron por su pista las más celebradas figuras del espectáculo de la época, incluyendo a Isabel Pantoja, Alberto Cortéz o la célebre Cicciolina.

Por entonces, Jesús tuvo a su lado a otro Jesús, Sáiz, que aprendió de él su buen hacer en las relaciones públicas.

La noche de Valencia fue a menos. Los tiempos cambiaron y Jesús Barrachina se retiró de la vida nocturna. Ahora, con su retirada definitiva de la vida y su inicio en la muerte, la noche valenciana ha perdido a su creador. Sin duda alguna, la noche se apaga en la ciudad porque quien la inventó ya no vive más que en el recuerdo.