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Secuestrados por los piratas

Una crisis es una oportunidad. Algo de verdad debe de contener esta manida sentencia de manual de autoayuda. El ciberataque mundial que aún está en marcha debiera ser una gran oportunidad a tenor del tamaño de la crisis. Un alto directivo de Microsoft, que lo ha equiparado al robo de un misil Tomahawk, espera que sirva para despertarnos de nuestro confiado sueño. Hay un sinfín de medidas que debieran tomarse de inmediato para prevenir futuras embestidas o para defenderse de ellas con unas mínimas garantías. De lo contrario, "vendrán más años malos y nos harán más ciegos", parafraseando a Ferlosio. El WannaCrypt -así han bautizado el virus- ya ha causado daños cuantiosos. Serían mucho mayores si no fuera porque el bloguero @MalwareTechBlog -así se hace llamar en Twitter-, no hubiera parado casi por casualidad el ataque. Encontró un error de los atacantes: un resquicio que sirvió de antídoto provisional. Las declaraciones del joven héroe de 22 años son para echarse a temblar: "no tiene sentido dar mi información personal, estamos luchando contra los malos y no van a estar contentos con esto". Los malos, siguiendo su jerga de videojuego, han dejado en evidencia a los buenos. Han demostrado lo desprotegido que está el mundo en la nueva guerra digital. Son necesarias medidas urgentes que afectan a todos los ámbitos, porque esta batalla se caracteriza por su gran variedad de frentes. Para empezar, las empresas tendrán que tener más que un Chema -el jefe de seguridad de Telefónica-, como el que se asomó a los telediarios disfrazado de informático de serie americana. Intentó tranquilizarnos, pero todos nos pusimos más nerviosos. Dios me libre de censurar la forma de vestir del ingeniero José María Alonso, pero es mucho lo que hay en juego como para dejarlo en manos del Chema multitarea que hay en todas las empresas. Europol tiene la posibilidad de demostrar para qué sirve una policía supranacional. La nueva policía debe contar con unidades muy especializadas. Harán falta perfiles nuevos. Agentes como el guardia civil que evitó, a través de Twitter, el suicidio de una joven víctima de bullyng. ¿Con cuántos agentes así contamos? Cada vez va a ser menos útil la porra y más necesaria la destreza de los hackers. Por no hablar del ejército. No hay que olvidar que esto es una guerra. "Los malos" de los que hablaba el héroe por accidente parecen unos simples cacos que quieren unos bitcoins para enriquecerse. ¿Pero alguien duda de que el ISIS esté radicalizando hackers? Ya no se trata de envenenar los embalses o de colocar bombas. Lo que puede hacer un fanático con conexión y un portátil es inimaginable hasta para la ciencia ficción. Algunas pistas apuntan incluso al loco de Corea del Norte. Los jueces tendrán que interpretar de otra forma las leyes y los legisladores elaborar otras nuevas. Imaginen que detienen al hacker que ha provocado este masivo ataque. ¿Quién lo juzga? ¿El país que lo detiene? ¿El país desde el que hizo clic? ¿El país al que agredió? ¿Cómo está penado su delito? La falta de criterio de los propios periódicos a la hora de alojar la información delata el despiste. Se ha podido leer en Política Nacional, Economía, Comunicación, Tecnología y en el cajón de sastre de Sociedad ¿Si es una guerra mundial, no debiera ir en Internacional al lado de las demás guerras? Las redes sociales habrán de nutrirse de editores. Cada vez es más evidente que son un medio de comunicación. A través de ellas, se difunden las noticias falsas, pero también se comunican los ciberterroristas y sus ideólogos. De hecho, Facebook acaba de anunciar la contratación de 3.000 controladores. ¿Y nosotros? ¿Podemos hacer algo además de tener cuidado al no pinchar en un link peligroso? ¿Borrar las cookies y no entrar en sitios de los que nos avergonzaríamos si se hiciera público? De momento, parafraseando Canción triste de Hill Street, tengan mucho cuidado ahí dentro, en la red, que es donde están los malos.

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