Cuando un partido como el PSOE deja de dialogar con la realidad cambiante y compleja, un día se despierta y ha perdido cinco millones de votos. Si además culpa a la realidad de su ostracismo y se empeña en enrocarse en las viejas recetas del pasado, corre el riesgo de convertirse en una fuerza política residual.

Por el contrario, la propuesta de Pedro Sánchez es la mejor opción para las primarias del 21 de mayo porque responde, a un tiempo, y de forma dialéctica, a las demandas internas y externas del partido. Las clases emergentes progresistas se muestran exigentes en materia de transparencia, eliminación de privilegios y lucha por la igualdad social. Y Sánchez encarna ese nuevo paradigma de movilizar las energías del partido, desatando las bridas del conformismo y poniéndolo al servicio de la renovación socialdemócrata en nuestro país.

Las primarias hay que hacerlas por convicción, no a la trágala, como les sucede a algunos, que llevan camino de sufrir una indigestión. Por eso, Pedro Sánchez propone, en aras a facilitar el proceso, que en el futuro baste con el 3 % de avales para optar a la secretaria general, celebrándose a doble vuelta. La censura y revocación de un secretario general del PSOE tendrá que estar motivada y acordada por un mínimo del 51 % del Comité Federal y deberá ser ratificada por una consulta inmediata a la militancia.

Para reforzar la democracia directa, el proyecto colectivo que lidera Pedro Sánchez incrementará la participación de la militancia realizando consultas ante las grandes cuestiones políticas. Los problemas de fondo que tiene el socialismo español no se reducen, como pretende la candidata Susana Díaz, a una necesidad de liderazgo capaz de ganar a la derecha. El liderazgo lo da la credibilidad dentro y fuera del PSOE, tiene que ser visible y creíble. Por eso pedimos más socialismo real.

El nuevo modelo de partido para el siglo XXI, redactado y configurado para devolver el poder a la socialdemocracia, contiene las bases necesarias para que la militancia sea la verdadera fuerza del cambio. En este sentido, Pedro Sánchez ha conseguido aunar de nuevo la ilusión y la fuerza de las bases. Por eso la nueva política apuesta por la democracia interna y también por un concepción diferente de las alianzas. Es necesario abrir el PSOE a nuevos acuerdos con el resto de la izquierda, como ocurre en Portugal y en la Comunitat Valenciana, y rechazar totalmente la gran coalición con la derecha. Miles, millones de votantes progresistas, esperan que Pedro Sánchez gane las primarias para poder identificarse y votar a un PSOE de izquierdas.