Desde mi infancia, en Colombia, cuando oía en la radio con mi madre El minuto de Dios, del padre Rafael García-Herreros (Cúcuta, 1909-Bogotá, 1992), he sido un atento escuchador de discursos y eventual echador con énfasis expresivo que algunos toman como enfado y otros como apasionamiento. Acudí el pasado domingo 14 al Polideportivo del Cabanyal a la II Asamblea Ciudadana de Podemos y seguí por la tele, el lunes 15, el debate en Ferraz de los candidatos del PSOE.

Y como lo menos importante es que yo haya votado por Fabiola Meco como lo haría por Pedro Sánchez -y que votaría sin problema, salvo mejores opciones y según el programa que presenten, al primero para presidente del Gobierno y a la segunda para presidenta de la Generalitat- me centraré en el significado que pueden tener los procesos en curso cuando el oído y la mirada trascienden los residuos de la tripa y se colocan al nivel de las más activas neuronas y en el mejor lado del corazón: el que se aproxima a otros pensamientos y sentimientos para intentar comprender coincidencias y diferencias, intensidades o matices -algunos compatibles y otros antagónicos- en busca de sinergias innovadoras para mejoras efectivas en el barrio o en la humanidad.

Si dejar la basura doméstica en el contenedor adecuado es un gesto favorable a la salvación del planeta, ¿acaso no lo es mucho más depositar un voto en el PSOE o enviarlo en Podemos, sabiendo que quien gane el 22M se puede enfrentar, de mejor o peor manera y con las alianzas que corresponda, a las políticas antisociales e insostenibles de la mafia del PP ligadas con las del tenebroso CEO mundial Donald Trump o las del luminoso gerente bancario Emmanuel Macron?

He votado afirmativamente la moción de censura propuesta por Podemos. Y Sánchez ha dicho que lo primero que hará si es elegido secretario general del PSOE es pedir la renuncia de Mariano Rajoy. Hacer política, de la grande, sería que el PSOE aprobara una moción de censura a presentar a las fuerzas de izquierda, progresistas y anticorrupción, incluído Ciudadanos, con un programa mínimo y con Margarita Robles como candidata a la Presidencia del Gobierno.