Con independencia del resultado, la asamblea ciudadana que termina hoy debe convertirse en el punto de inicio del desarrollo estratégico del proyecto valenciano de Podem. Hasta ahora, la lógica estatal marcada por lo electoral y los tiempos rápidos, nos ha impedido diseñar y adaptar el proyecto de Podemos a las especifidades de la realidad valenciana, Podem ha tenido un papel demasiado discreto que ha supuesto la incapacidad de ensanchar el cambio político y afrontar medidas más valientes para revertir el modelo social y productivo del Partido Popular. Para muestra, la Asamblea Ciudadana fundacional de 2015 no tuvo ni el debate, ni la propia celebración de una asamblea como a la que asistimos en el polideportivo El Cabanyal el pasado domingo 14, necesaria para construir la mejor herramienta posible para nuestro territorio.

A mitad de la primera legislatura con un gobierno de progreso tras más de 20 años de gestión del PP, necesitamos reconocer que el cambio todavía no ha sido capaz de transformar la vida de una mayoría de la ciudadanía valenciana, al gobierno le ha faltado valentía a la hora de afrontar políticas fundamentales que dibujen un modelo social y productivo para el futuro de la Comunitat Valenciana. Pero también a Podem nos ha faltado exigencia para fiscalizar al Consell, para ser puente con la ciudadanía y empujar hacia políticas más ambiciosas. Si no somos capaces de desarrollar el proyecto de un Podem protagonista, el cambio corre el riesgo de quedarse demasiado corto, incapaz de plantear una alternativa material al proyecto de desigualdad, ladrillazo, empleo precario, destrucción del territorio y paro del PP.

Esa tarea de profundizar el cambio no será sencilla. En estos dos años ya hemos sufrido la indecisión de un Ximo Puig incapaz de protagonizar las políticas que rompan con el modelo social del Partido Popular y sus grupos de presión, un Ximo Puig que a la vez que plantea un modelo más federalista, se alía con el partido socialista más arcaico, el más cercano al PP y que condena a nuestra ciudadanía a la infrafinanciación. Ni tampoco fuerzas aliadas como Compromís son suficientes para transformar la realidad valenciana por sus límites identitarios, territoriales y sociales.

El cambio valenciano tiene como condición indispensable el desarrollo de un proyecto de Podem arraigado en la realidad valenciana y dúctil con el escenario político de nuestra tierra. Para construir un País Valenciano de futuro y un proyecto de país plurinacional, Podemos debe convertirse en la herramienta capaz de aglutinar a una mayoría nueva. Una vez terminada la máquina de guerra electoral, no basta ni con mantenernos en la inercia institucional, ni basta tampoco con continuar importando estrategias de Madrid a nuestro territorio. Cuando hablemos del Cabanyal I que termina hoy, debemos recordarlo como el momento en el que Podem se convirtió en una herramienta capaz también de marcar la agenda valenciana, de empujar al Consell hacia políticas más valientes, de trazar una estrategia municipalista que transforme la vida de nuestra gente desde la proximidad y de ser una herramienta de empoderamiento y movilización ciudadana que convierta el cambio político en una transformación social irreversible. Nos quedan unas horas para construir ese recuerdo del Cabanyal I y anticipar la ciudadanía valenciana que queremos.