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«Nosa Señora dos Desamparados»

Formando conjunto con una iglesia románica, una casa rectoral y un mesón para atender a los peregrinos del Camino de Santiago, cerca de la ciudad compostelana, un sacerdote valenciano, Joaquín de Espés, construyó en Abades (antes de la Diócesis de Lugo y hoy de la de Pontevedra) -con las rentas de una Fundación que montó a la que legó todos sus bienes - principalmente propiedades que él había ido comprando o poseyendo en la comarca en la segunda mitad del siglo XVII- un hermoso santuario dedicado a «Nosa Señora dos Desamparados», entronizando en él una imagen de la Virgen que mandó labrar en Valencia, «que trouxo da súa terra».

Se trata de un monumento que «ten unhas proporcións sorprendentes». En 1765 fueron iniciadas las obras y concluyeron en 1787, pero no alcanzó Espés a verlas acabadas, ya que murió en 1782.

Las obras fueron diseño de los hermanos Alberto y Melchor Ricoy y Couselo Bouzas. El monumental edificio se erigió expresamente para «acoger y venerar la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados». Su planta es de cruz latina de una sola nave, con sacristía y camarín tras la capilla mayor, torre única y cuerpo o cimborrio octogonal. Está calificado como «exponente brillante de la arquitectura gallega,€ con características propias del último barroco gallego».

En 1793, se le encargo a Fray Felipe de la Peña la construcción de un órgano realejo -de tamaño es inferior al de un órgano, que podía transportarse para las procesiones de Corpus Christi- el cual costó 5.000 reales. Más de dos siglos después, mantiene prácticamente intactas tanto la policromía y la decoración como la tubería y el mecanismo de fuelles con el que se da aire al instrumento. Es uno de los escasísimos ejemplos de organinos de iglesias rurales. Hoy es un importante reclamo turístico, como el santuario, dicho órgano.

Antes de fallecer, Joaquín de Espés, dejó toda su herencia «al Santuario y Capilla de Nuestra Señora Dabades€ con la expresa condizion de que la Capilla en la que ya se venera la ymagen de la Madre de Dios Nuestro Señor con la advocación de los desamparados no pueda por autoridad de ningún subperior ser erigida en Iglesia Parroquial, sino que haya siempre de venerarse en ella como titular la Santa madre Virgen de los Desamparados€».

Para el caso que no fuera así, disponía en el testamento que todos los bienes de la Fundación fueran a parar al Hospital Real de Santiago, remitiendo copia a dicho centro, no fuera que algún espabilado -debió pensar en obispo o cura- quisiera apoderarse de los bienes raíces o de los usufructos de la Fundación para fines distintos de los previstos.

Lo que hoy les contamos es ejemplo y botón de muestra de la gran expansión por todas partes de la devoción y culto de la Patrona de Valencia y su Reino, la Mare de Déu dels Desamparats. Sacerdotes y religiosas de nuestra tierra han ido difundiendo allá donde han estado su imagen y advocación.

Las noticias sobre este santuario de nuestra Virgen en Galicia nos ha llegado a través de una Carta al director, enviada desde el Concello de Silleda (Pontevedra) a Levante-EMV por José María Ezequiel Ferrer Valiente, quien está interesado en averiguar datos del sacerdote Joaquín de Espés, valenciano, quien en 1750 fue nombrado Párroco de aquel lugar y fue el promotor del santuario a la Virgen de los Desamparados. El hombre apareció por Galicia como secretario de un valenciano Obispo de Lugo, Juan Bautista Ferrer y Castro, a cuya muerte en 1748 ya se quedó por allí y fue párroco de Abades.

Nuestro comunicante lleva dos años intentando localizar cualquier dato de la vida de Joaquín de Espés, bautismo, nacimiento, estudios, y cómo llegó la imagen de la Virgen de los Desamparados a Galicia, parece que enviada por sus padres, y ruega que si alguien pudiera tener algún dato sobre el fundador del santuario se lo haga saber.

Para Ezequiel el «Santuario que tuvo un esplendor glorioso en sus comienzos, y ahora respecto a otros que siguen en auge, este está apagado y casi olvidado. Sabemos que no le vamos a devolver el esplendor que tuvo, pero sí al menos que sea conocido por los que vienen para estas tierras, la Diócesis de Lugo, y al actual párroco, le corresponde ponerlo en auge de nuevo, precisa restauraciones urgentes».

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