En principio parecen una fiesta de la democracia. Lamento manifestar, de entrada, que no opino lo mismo. Las primarias en los partidos políticos españoles están muy verdes, y lo sucedido en el PSOE me parece cuanto menos motivo de reflexión.
La confusión entre militante y elector , en la posterior lectura de las mismas, tiene todo el viso de confundir en la falacia y el sofisma una versión algo menos irreal de las cosas.
Nuestros partidos tienen escasos militantes. Y éstos no son almas puras ajenas a los intereses de todo tipo que anima su militancia. Muchos son cargos orgánicos de los partidos en municipios, pueblos, provincias etc...los mencionados votarán siempre, con primarias o sin ellas, aquello que determine su continuidad y preserve sus intereses de todo tipo. No se pueden pedir peras al olmo y en este caso los llamados militantes no son olmos y no dan manzanas.
De poco sirven unas primarias si los presuntos contendientes lo son de parte. Como ha ocurrido en el PSOE y ocurrirá sin duda en el PP cuando ocurra. En el nacional cuando Rajoy no esté ya en la presidencia ni del gobierno ni del partido. En el valenciano ya ha ocurrido con la algarabía de mercado y puesto de venta de verduras en la que se ha convertido el presunto cónclave provincial de Valencia.
¿Estoy en contra de las primarias? Por principio no. Pero cuidado. Primarias americanas. Primarias de verdad. Primarias en condiciones políticas y Primarias que no arruinen los proyectos políticos y pongan al país en situaciones ciertamente complicadas y dificiles. Mucho más, me temo, de los que algunos optimistas hoy se atreven a calificar.
La apuesta por la participación y el asamblearismo políticos en sí no es mejor que otras, y no es mayormente democrática por naturaleza. Incluso puede ser un mal innecesario evitable.
Yo creo que sería prudente en estos momentos no seguir haciendo primarias. Lo digo abiertamente. En ningún partido. Porque además, aquellos que como Podemos se han proclamado más antisistema y más asamblearios, más centralistas y dirigistas han sido sus procesos electivos y a los hechos me remito.
El PP nacional optó por un sistema mixto en su último Congreso. No estaba mal pensado del todo de cara sobre todo a un proceso inevitable de transición política.
El PP valenciano anda enzarzado en la celebración de un Congreso Provincial con primarias que no creo que al final sea posible así y de ello debiera ser consciente su presidenta porque Rajoy no está en estos momentos para especiales números circenses autonómicos en el Partido Popular. Es una obviedad que no precisa más argumentos que los expuestos.
Por otro lado, el apoyar manifiesta o veladamente una candidatura sobre otra ya es motivo más que suficiente para no hacer primarias. Y eso ocurre en el PP valenciano. No digo que ocurriese en las primarias socialistas. Porque no sucedía.
Lo más grave, a mi juicio, es la simpleza que parece haberse instalado en nuestra vida pública. Mensaje unidireccionales, siempre al hígado, a las vísceras, a los sentimientos, a la excitación de las más variadas y plurales pasiones e insensatamente escorados a la demagogia, a la mentira cuando no a la fácil promesa de imposible incumplimiento. Así no se va a ninguna parte.
Por último, me parece dantesca la fiereza de la militancia bruta. Es decir, aquella que abomina de las propias instituciones representativas que dice querer representar y elegir.
Ínclita y añeja tradición española sustentada en la aristofobia hacia la razón, el mérito y la excelencia personales o colectivos.
No , no creo que haya sido una buena primavera para las primarias. Quizá con las lluvias del otoño o el frío invierno. La primavera es estación tornadiza y atrabiliaria, tanto como los mensajes de nuestra clase política y de sus organizaciones cada día más alejadas de la ciudadania, que no de la militancia ( ay, ay esa profunda confusión conceptual) ,y de la sociedad del siglo XXI.
Hay que reflexionar.
