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Melancolía técnica

Las mejores obras de ciencia ficción no hablan de un futuro incierto, sino de un presente clamoroso. Por eso algunas de las novelas de Julio Verne ya están impregnadas por una comprensión melancólica de la técnica: lo que pudo haber sido y no fue, la vida como bolero. Si George Orwell escribiera ahora 1984 (y lo titulara 2084) no sacaría un Gran Hermano omnipresente rodeado de delación, tristeza y oscuridad, sino muchas bombillitas de colores y chicas zascandiles bailando el mambo, como Berlusconi. Eso sí: con industria del espectáculo o sin ella, la vigilancia, la violación sistemática de la intimidad, el fisgoneo perpetuo en los asuntos privados, llegó para quedarse. El imperio se entromete hasta en las fichas del ginecólogo de Angela Merkel. O en las averiguaciones de Scotland Yard con lo de Manchester.

Con sólo diez capítulos que ni sé si se prolongarán, Incorporated, la serie de televisión que alumbraron los hermanos David y Álex Pastor, catalanes, producida, entre otros, por Ben Affleck y Matt Damon (el hombre que más millas ha corrido en los sets de rodaje) me parece un prodigio, yo la veo SyFy, un canal de pago. Buenos argumentos y mejor diseño de producción, las identidades creadas y los recuerdos implantados (Philip K. Dick). Nada de mundos arruinados por la guerra nuclear: sólo refugiados climáticos cuyas tierras fueron anegadas por el mar o desertizadas por la ausencia de lluvias. Una brutal separación de clases. Hambre y epidemias. Campañas de recogida de alimentos en la televisión japonesa para el pueblo americano. Todo el poder para las corporaciones.

O sea, como ahora. Se puede procesar, incluso condenar al político corrupto, pero no al banco que lo corrompió. Y en esas estamos, con Mariano Rajoy diciendo que no hay mejor política social que conseguir un empleo, pero sus empleos consisten en partir en tres fragmentos un viejo empleo indefinido y a tiempo completo y decir que han creado tres puestos de trabajo ¿Hemos considerado la posibilidad de que Rajoy sea un androide? Pues él se quedará el último trabajo. Y parecía tonto?

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