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El Can Vies de la Universitat

Este mes ha cumplido 20 años el icono del movimiento okupa de Barcelona, el centro de Can Vies, un inmueble en el corazón del barrio de Sants que «pertenece» a Transports Metropolitans bajo el control del ´Centro social auto gestionado Can Vies´. El homólogo valenciano está naciendo en terrenos de la Universitat de València (UV) que al final puede proporcionar el correspondiente centro auto gestionado. Lo hemos conocido como Colegio Mayor Lluis Vives, el edifico que en 1935 el rector Peset Aleixandre, pocos meses antes de nuestra guerra civil, encargó al arquitecto Javier Goerlich. Mientras el ayuntamiento va a darle su nombre a una plaza en una parte de la ciudad, en otra, el colegio mayor va a convertirse en nuestro Can Vies.

El uno de mayo además de ser el Día Internacional de los Trabajadores, en Valencia será recordado como la jornada en la que, aprovechando la menor vigilancia de un festivo, una veintena de persones del colectivo ´La Ingovernable´ (en Madrid hay una La Ingobernable, ahora en castellano, animada por el entorno de Podemos) dieron a conocer la ocupación del Lluís Vives al que ya accedían desde hacía una semana. Izaron su bandera e hicieron pública la ocupación y así estamos. En tiempos de postverdades, las razones aducidas son difíciles de compartir, especialmente en la acusación que la UV tiene la intención de privatizarlo por lo que habría decidido no cuidarlo, cosa que ellos harán. Han visto un espacio grande y desaprovechado y piensan que necesitan un lugar como este para sus tareas sociales y reforzar a sus colectivos. En la época de Facebook, se mantiene la tradición anarquista, sobre la que cada lector tendrá su correspondiente visión histórica. La épica es obligada: buscar recursos económicos; caja de resistencia; afrontar posibles represiones; ejercer la autodefensa€

La Ingobernable ha pensado en la UV como parte de lo que hemos decidido llamar «sistema» al que todos dicen atacar en un abanico prodigioso que va desde Trump a Podemos. En su actuación, a la que no hay que llamar invasión pues el colectivo considera una gran incorrección asimilar el término ocupación al de invasión, los okupas han sido listos: el edificio estaba efectivamente vacío; en condiciones de conservación dudosas; y enfrente, representando al sistema, una UV saturada de corrección política; es decir incapacitada para tomar una medida que pueda ser remotamente considerada como disciplinaria, obsérvese mi cuidado en no emplear términos considerados policiales.

La UV poniéndose de perfil en su papel de propietaria (en clara insolidaridad con aquellas personas particulares, que un día encuentran «okupada» su vivienda) no ha quedado bien librada con su sucesión de (no) reacciones de este mes de mayo: primero una tímida denuncia a la policía que nada puede hacer en estos casos; luego enviar un botiquín y comida; a continuación reforzar la plantilla de seguridad privada que de poco sirvió ante la convicción de La Ingobernable; la posterior digestión de la nota de la Delegación del Gobierno diciendo que estaba a las órdenes de lo que ordenara un Juzgado si la UV denunciaba; recurrir a un grupo de mediadores; y finalmente reuniendo el lunes pasado a su Consell de Govern. Este ´Consejo de notables´ que decidió que la UV no se personara en el juzgado, reducir la seguridad privada a dos agentes y «negociar». Algún miembro del Consell confesaba que siendo votante de Podemos/Compromis no podía mandar a la policía contra estos chicos. Ignoro su reacción de si lo ocurrido se hubiera dado en su segunda vivienda cerrada, pero que esta propiedad fuera pública y que forme parte de en una vistosa avenida con estudiantes habitando sus entornos, le decidió por no tomar medidas que pudieran ser consideradas, por algunos, como políticamente incorrectas.

La versión de los okupas es nítida (mantengo el valenciano tal cual, por la fidelidad a lo escrito en Internet): «De moment, les forces estan pendents de nosaltres. Si no van a més amb la repressió és perquè tenen por a què l´opinió pública els criminalitze i s´equilibre la balança. Sabem de gent que no està dintre del Col·legi i vol sumar-se a la resistència. Estem orgullosos del recolzament que estem rebent per part de companys».

«L´objectivitat no existeix. Existeix la imparcialitat en un major o menor grau (en poques paraules la parcialitat). Per tant, s´ha de crear (per els mitjans de informació) una realitat subjectiva i tractar que la gran majoria la recolze. S´ha d´associar als ocupes amb «violència» i «invasió». Fàcil. Okupes=invasors dolents. Imagina´t un quadre i a dins ple de paraules i adjectius amb connotació negativa que s´associen als okupes de La Ingovernable i un altre on els adjectius cap a la Universitat i les institucions són tot el contrari. Els mitjans ja s´encarreguen de tancar aquestes concepcions en marcs mentals perquè no puguen eixir de les quatre parets de l´enteniment social. Això és etiquetar. Tot, per a aconseguir el públic tinga una percepció o una altra dels fets socials. Associar, controlar, associar, controlar, associar€.».

«A l´altra banda, a la del discurs no oficial, estan els okupes, els qui tenen els «per què sí» de l´ocupació. Saben dir aquells motius que el discurs oficial no ha volgut aprofundir o no ha aprofundit. Els joves que han ocupat i rebatejat l´edifici com La Ingovernable no conceben la seua acció com «invasió». En el seu marc, o framing, la interpretació d´ «invadir» es substitueix per «alliberar» un espai en desús. La violència canvia de bàndol». Una posición intelectual respetable, siempre que el respeto por el Estado sea cierto.

Resulta paradójico que la UV que ha sido una de las organizaciones que más ha movilizado al sector de la construcción, con abundante obra nueva (quizás para esconder otras carencias) no haya resuelto los achaques del edificio. La crisis se ha llevado muchas cosas por delante. No tengo el criterio respecto de lo que pudiera ser más necesario, si excesivas instalaciones académicas no acordes, en algunos casos, con las verdaderas necesidades docentes e investigadoras, o el mantenimiento de edificios singulares.

Dentro de este ambiente de ambigüedades y falta de posicionamientos claros, se está imponiendo el «perquè sí» de La Ingovernable. ¿Es imparable el Can Vies en la UV?

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