Plástico, vidrio, combustibles, aguas residuales, residuos nucleares, materiales de construcción con bifenilos policlorados y otras basuras biológicas y químicas infestan océanos y mares alterando ecosistemas e invadiendo cadenas alimentarias. Cuando el desastre del buque petrolero Prestige destrozó la vida en la costa gallega, España estaba gobernada por Aznar y, mediante portavocía ministerial se aseguró que: "Tenemos todo bajo control". La terrible marea negra, solo superada por la desintegración del Columbia y el accidente nuclear de Chernobyl; en palabras del gallego, entonces ministro de la Presidencia, portavoz del Ejecutivo, Vicepresidente del Gobierno encargado de coordinar la gestión de la crisis: Mariano Rajoy, por todos conocido como "el señor de los hilillos" debido a sus declaraciones sobre la catástrofe: "Pequeños hilillos de plastilina en estiramiento vertical", apostillaba que la denominada marea negra era un: "Concepto jurídico"; (datos recopilados en la obra de Vázquez Montalbán y recogidos del Diario.es), en este último se citan a Jaume Matas (caso Nóos), ministro de Medio Ambiente en aquella época, Miguel Arias Cañete,(caso Acuamed) ("El Mundo") ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación; Álvarez-Casco (caso Gürtel) (Ël Mundo"), ministro de Fomento y Fernández de Mesa que dijo: El destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín". Personajes propios de un relato de Lovecraft.

Actualmente, científicos aunados en fatal diagnóstico aseveran que "el cambio climático es un hecho". El bilbaíno y biólogo marino Alberto Santolaria, realizando inmersiones de buceo por la costa vasco cantábrica, ha corroborado la hecatombe: "He llorado al ver los destrozos en la naturaleza". En cuestión de un siglo, la especie humana ha quebrantado las fuentes de la vida. Santolaria, miembro de la asociación Nakusarbe, compara a la Tierra con un plan de reserva económica aduciendo: "Al planeta se le están bajando los ahorros. Necesitamos muchas mentes pensando en esto; en todos los países cuecen habas y sufren el cambio climático". Respecto a la difusión del estado de las cosa, enervado denuncia: "La noticia es que no hay noticias". Como medida resolutoria apuesta por hacer mucho ruido sobre la situación, que el barullo dure mucho tiempo y sea constante, a fin de que el cerebro humano "adquieran conciencia del peligro".

Un polímero, a mediados del siglo diecinueve abrió paso a lo que sería la "era del plástico". Desde su descubrimiento ha ido ampliando su radio de acción hasta parasitar usos cotidianos mediante cadenas de producción. Jamás desaparecerá aunque se degrade. Tras quinientos años, se convertirá en microscópica sopa de plástico fraccionado. Encendida la alerta roja de catástrofe inminente, "no hay masa civil con poder" que la frene. Los romanos decían: La sencillez es el signo de la verdad.

¿Quién iba a imaginar que aquél rastrero reptil que emergió de las aguas acabaría asesinando su útero materno? Planes de recogida de residuos son pasto de intereses y despóticas manipulaciones. "Desde el año 2005, todos los españoles pagan por el reciclaje de los aparatos eléctricos y electrónicos. Sin embargo, este coste adicional no parece desglosado en la factura del electrodoméstico. Una tasa nada despreciable de 18 euros, por ejemplo, en la compra de un frigorífico. El dinero debe transferirse al SIG (Sistema Integrado de Gestión: Calidad, Medio Ambiente, Prevención de Riesgos); para que articule el transporte y organice el reciclado del residuo. El problema viene cuando el fabricante no transfiere la totalidad del dinero recaudado", (Levante E.M.V. 19/ 10/ 2016).

Conferencias en colegios aleccionan a niños y niñas sobre la herencia de un planeta gangrenado. Fabricantes, usureros, políticos, magnates de diverso pelaje, soberanos, señores de la guerra, traficantes, hampones y la ciudadanía ¿qué clase de porquería dejan, tras su muerte, para la descendencia? El doctor Karl Berg, tratando del sadismo, apuntaba que la diversidad en el modus operandi de los malhechores hace que eludan los medios policiales, aunque, "llega un momento para el criminal en que ya no puede continuar". Algunos capos, viendo cercano el fin, quieren sanear su recuerdo donando capitales para obras sociales o declarando ante las fuerzas del orden.

En Valencia una propuesta institucional está a punto de ejecutarse, "para verano podrá ir a las Cortes", comentaba Julià Alvaro Prats, sobre el proyecto de implantación del SDDR (Sistemas de Depósito, Devolución y Retorno) en botellas de plástico. "Comportamientos mafiosos han dado lugar a que se haya generado una resistencia de la ciudadanía. Han creado desconfianza. Aquí no había política de residuos". El secretario autonómico de Medio Ambiente es explayó en la charla llevada a cabo en Playground Art Center. Con cercanía, relataba el empeño en la instalación de máquinas de recogida de botellas de plástico y expuso que, en torno a los envases se ha generado un lucro redondo, "hay un ejército dispuesto a matar por su ganancia. El negocio es contra lo que nosotros topamos". Puntualizando informó que: "Ecoembes cobra por siete millones de envases que se ponen al mercado y paga solo por dos millones de envases que son los recogidos. Ellos no dan los datos claros y nosotros sí". En defensa de las nuevas iniciativas argumentaba: "Que no seamos referente de las tropelías de anteriores gobernantes". La estrategia consiste en la instalación, en superficies, "sólo supermercados con parking", de estas recolectoras fabricadas en todo el mundo, "americanas, europeas y en Vila-real"; aparatos cuyo mantenimiento correrá a cargo de los establecimientos. Apuntó que entre las nuevas estrategias de reciclado se contemplan acciones como la "inversión de veinte millones de euros para geo parques informatizados".

A tenor de la concienciación sobre la salvaguarda del planeta, nacen propuestas alternativas como el prolipopileno, sin componentes tóxicos. Aunque "la solución única no existe ante la hemorragia de residuos", dictamina la italiana Vanessa Sarah Salvo de Surfrider España. Mientras tanto, a pie de calle, se trata de mentalizar del peligro, con recogidas populares de restos en playas y fondos marinos, ante el Alien sintético que se agiganta. Alea jacta est (la suerte está echada), exclamó Julio César al desafiar al Senado de Roma.