Es del dominio público la grave división interna que ha padecido el PSOE desde el 21 de diciembre de 2015, el día siguiente de las elecciones, hasta -esperemos- las primarias del 21 de mayo de 2017. Esto ha provocado que un partido fundamental en los períodos democráticos de España, en unas circunstancias tan delicadas de nuestra democracia, estuviera falto de iniciativa.

Padecemos una grave crisis de nuestra democracia ¿Por qué?: desigualdad social creciente, el 50 % de los parados sin subsidio, desapego de muchos ciudadanos a la democracia, crisis territorial, el problema catalán? Y a ello se ha sumado la corrupción del Partido Popular y el relativo auge del populismo neoleninista de Podemos. De nada sirve llorar por la leche derramada. Hay que aprender de los errores que todos los socialistas hemos cometido. Los que más responsabilidad orgánica o política tienen son los dirigentes nacionales o regionales.

Veamos:

? La conspiración de los barones. Los presidentes autonómicos de todas la Comunidades socialistas, menos Balears, desde las elecciones de diciembre comienzan a coordinarse para desplazar a Pedro Sánchez, capitaneados por la Maquiavela de Triana. La andaluza que promete modernizar España y tiene una comunidad con el 35 % de parados y con unas universidades que figuran en el último lugar de la clasificación de la calidad de la enseñanza universitaria española (La importancia del saber en el mundo globalizado del siglo XXI, Fundación de Estudios del Banco de Santander.)

Los barones habían aupado a un desconocido Sánchez en 2014 a la Secretaría General frente a Eduardo Madina. Pero tras los malos resultados de las elecciones de 2015, el manchego Emiliano García Page, lo pone a caldo la mañana del lunes siguiente al domingo electoral. Lo nunca visto.

Me abstendré de detallar el período de diciembre de 2015 al 1 de octubre de 2016 porque está en las hemerotecas. Con su falta de lealtad, debilitan al secretario general y líder del partido en esos momentos. Han pagado caro sus errores en las primarias.

? Pedro Sánchez. Accede al cargo de secretario general con la experiencia de diputado de repesca y concejal de Madrid. Poco bagaje. En la breve legislatura de diciembre a junio no lo hace mal. Después de junio, fatal. Se empeña en que tiene un gobierno alternativo a Mariano Rajoy. De izquierdas, fantasmal. Con Podemos no sumaba diputados, y ERC ya se lo había dicho claro: «Nuestro apoyo pasa por el referéndum», Junqueras dixit en la comida secreta que mantienen. Demasiado hasta para Sánchez.

Con su pretendida y fallida convocatoria de un congreso en noviembre de 2016 se hace el hara-kiri. No hubo golpe de Estado ninguno. Sánchez presentó su convocatoria al Comité Federal. Perdió y dimitió. Luego, gestora y primarias que contra todo pronóstico gana Sánchez. La sureña empieza a entender que la España que produce no es Andalucía.

? El mejor futuro deseable. Sánchez debe ser inteligente en su victoria. Entender que en la coalición de barones hay desde excelentes cuadros de este partido como el nostre president, a algún presidente de una comunidad cercana, del que con solo oírle se percata uno de que no pueden decirse más tonterías en menos tiempo. Debe respetar a aquellos que no solo son unos magníficos dirigentes políticos sino que además presiden muy bien -en difíciles circunstancias, menudos socios de coalición- la joya de la corona del partido.

Y debe recordar que no todos sus votantes forman parte de la marea izquierdista que empapa hoy parte de la social-democracia europea, sino que son afiliados que le han votado, indignados por la citada conducta de los barones.