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La madre de todas las mociones

Será el próximo 13 de junio y martes cuando el salón de plenos del Congreso vivirá la moción anunciada por los de Podemos, acompañados aquel día por Alberto Garzón y por el representante de En comú podem). Entonces no tenían fijado a quién propondrían como candidato a presidir el Gobierno, ni por tanto el programa, que tenían que negociar con otras formaciones. De inmediato surgieron las dudas y críticas por la forma de enterarse los demás partidos de esta invitación a bailar con ellos.

Porque opinan que se tenía que haber negociado de antemano la base común, los argumentos a esgrimir y el programa de ese futuro Gobierno, si es que la moción de censura se presenta con visos de cuajar y dar de veras con la mayoría suficiente para desalojar del poder a Mariano Rajoy, lo que no parece ser el caso, aunque esa es la diana elegida. El PNV se distanció de inmediato y por supuesto Ciudadanos, que hizo el acuerdo de investidura con el PP, mientras el PSOE, pillado en plenas primarias, sentía que le empujaban por una deriva a la fuerza y los diversos candidatos ya se mostraron cautos. «Oportunista» fue el calificativo más común.

Tras ganarlas Pedro Sánchez, la jugada fue sibilina. Podemos retiraría la suya si el líder socialistas se comprometía a presentar una por su cuenta (como primer partido más numeroso en la Cámara por la izquierda). Pablo Iglesias estaría esperándole para negociar en esa segunda apuesta, antes de ir a Okey Corrral al duelo dialéctico. Por ahora, le han dicho que no creen que esté debidamente formulada y que, por lo tanto, no va tener peso para reunir a otras formaciones y obtener consenso para provocar un vuelco, y menos ahora que los presupuestos han sido aprobados por un pacto múltiple.

En ese sentido, le puso objeciones Compromís. Primero por boca de Joan Baldoví -demandando «un gesto del PSOE»- y luego más firme por Mónica Oltra, lo que por lo visto sentó mal en los aliados de la plataforma electoral (aunque no forman grupo con ellos, están en el Grupo Mixto de las Cortes). Eso sí, adelantaron que si la presenta definitivamente votarán sí.

Hay quien ha apuntado que las razones esgrimidas -«estado de emergencia» por lo abultado de los casos de corrupción- se daba ya hace un año y dos. Y que por lo tanto, para desplazar a Rajoy -entonces en funciones- le habría bastado a Podemos con abstenerse y dejar gobernar a Sánchez con el apoyo de Ciudadanos. No fue así (esperaban el sorpasso, que no se dio). Y la oportunidad se perdió para siempre.

Así que vamos a ver qué programa va a presentar, porque la llamada moción de censura, en el ordenamiento español, requiere ser constructiva. Y será interesante ver cómo ha evolucionado ese programa, desde las europeas en que debutaron, a la primeras generales en diciembre y luego en las de junio de hace un año (en el que algunas premisas chocaban con las cuentas que Bruselas presentaba y las hacía imposibles). Qué hay de la renta mínima general, qué hay de los 60.000 millones para políticas sociales.

Y por supuesto, en estos momentos cobra más valor (en un sentido u otro) su defensa del referéndum en Cataluña, aunque sus aliados, con Ada Colau a la cabeza, no asistieron a la reunión de los independentistas con Carles Puigdemont. No sabemos si esta va a ser la última moción de censura, pero sí que de algún modo es la madre de todas las mociones de censura que vendrán. Cuando la coyuntura electoral lo aconseje. Y que haya suerte.

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