El cambio climático global ha provocado un calentamiento del clima en todo el planeta pero este incremento térmico no se distribuye de una forma regular por todo el planeta, es más marcado en latitudes altas, especialmente en el Polo Norte y las zonas cercanas, a la océano Glacial Ártico especialmente. Así desde 1984 la superficie de hielo ha disminuido mucho, un 50%, y desde el año 2011 el decrecimiento se ha acelerado, alcanzando el 18%.

Este descenso de la superficie del hielo puede hacer que a partir de 2050 o incluso antes pueda haber algunos días del año en que este océano no tenga hielo en su superficie. Esto puede provocar un cambio en la economía de los países cercanos al Polo Norte y también en todo el planeta, ya que se abrirán nuevas rutas para el comercio en barco que serán mucho más cortas que las actuales.

Sin embargo, no sólo hay aspectos negativos en este descenso de la cobertura de hielo, el calentamiento térmico en estos áreas puede hacer cultivables áreas que actualmente por causa de las bajas temperaturas es impensable hacerlo. Hay otro aspecto que puede ser contradictorio en esta fusión del hielo ártico y sobre todo del hielo continental de Groenlandia, y es la aportación de agua dulce que podría cambiar la corriente del Golfo que suaviza el clima europeo y esto provocaría que los inviernos en Europa fueran más fríos, aunque el calentamiento climático global podría equilibrar este fenómeno.