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Filosofía feliz

Les aseguro que en ValÈncia se está celebrando o se ha celebrado un festival de filósofos, Avivament, que trata de sacar la filosofía de las academias a las alamedas y escuelas, donde se crían los pimpollos. Mientras tanto, Josep Blay, periodista para servirles, me ha pasado una de esas peticiones en la red (la he firmado y rebotado) para que nuestra autonomía repare el estropicio de suprimir del Bachillerato la asignatura de Filosofía, donde sólo es optativa. Estem Werts. La filosofía ha seguido el camino del latín, de la historia del arte, más la estupidez, supuestamente de izquierdas, de considerar el estudio de la religión (las religiones) como amenaza al pensamiento libre (¿de qué se protegen?).

Corre por ahí cierta convicción, no por diluida menos descarada y, a veces, formalmente progresista, que tiende a pensar que todo lo que no puede traducirse en contabilidad y ventajas tecnológicas, no sirve, pero no hay nada más falso. Luego, esos creyentes del practicismo son los primeros en cerrar laboratorios y líneas de investigación con la cantinela lacrimosa de la contención del déficit, que sirve para justificar casi todo: una de las señales de su falsedad más obvia. Joan Fuster, como el torero Rafael Gómez El Gallo, descreía de la filosofía («munyir un bou a les fosques, això és la filosofia»), pero luego bien que practicaba tres o cuatro de sus ramas: el aforismo, la ética (y en especial la ética política) y la historiografía (también la literaria) que maneja valores, y no sólo estéticos. Una pose coqueta.

La filosofía sigue suministrando metáforas muy poderosas y Emil Cioran, mi tocayo, ha estampado más frases bien perfiladas que una promoción entera de literatos. Como la ciencia, a partir de Planck y Einstein (el saber newtoniano no pasó del divino relojero). La astrofísica ha tenido que recurrir a la poesía para explicarse y gracias a los inmensos huecos de la propia materia (que tan sólida parecía, la muy desahogada) podemos comprender este precepto zen: el vacío es forma. Todo se impregna de todo. La filosofía, para hacer preguntas. Como los niños.

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