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La otra ubicación del Paraíso

"Estimado Eduardo: Aunque no tengo el gusto de conocerlo personalmente, le confieso que leí con dificultad su artículo porque tenía los ojos llenos de lágrimas... Lo enviaré a todos quienes leen español, y se lo agradezco profundamente€"

Me escribe Carol, una dama méxicoamericana de California, y se refiere a "Camino con mi padre€", mi reciente "Correo de Salem" en el que especulaba sobre la posible ubicación del Paraíso.

"El Paraíso- decía yo- se halla ubicado exactamente en el camino de la playa que conduce hacia el extremo sur de la bahía de Pacasmayo. Muy cerca del faro, de la peña larga y de los restos del barco hundido de Sir Francis Drake. Por allí caminaba al lado de mi padre."

Lo pensé en el momento en que, para ayudar a relajarme, un terapista amigo me propuso que me ubicara en un lugar de mi vida, en un momento muy grato, en un instante en que acaso sentí la posibilidad de volar.

"Relájate y entra en ese lugar" -dice el correo, y debido a su publicación en diversos diarios y a su difusión a través del email, he recibido muchas cartas de personas que me dan la geografía de su propio paraíso.

Una de ellas es Carol. Hará quince años, Bill, su esposo, le confesó una mañana que había olvidado cómo se usa el teléfono. Un mes más tarde se había olvidado de casi todo, incluso de sí mismo. Una enfermedad devastadora se había apoderado de él. Desde entonces, ella lo cuida con amor y está pendiente de cuanto él quiere e incluso de cuanto él dice en medio de sus sueños.

El día en que leyó mi correo, Carol estaba al lado de quien hace cincuenta años es el compañero de su vida, y por algo que él dijo, se enteró exactamente dónde está el Paraíso:

"Ahora sé dónde está el paraíso de Bill. Mi esposo tiene demencia/alzheimer. Muy seguido piensa que su hogar es el mismo donde nació y creció, acompañado por su madre. Este pueblo se llama Fillmore, California y era un hermoso lugar con solamente 3000 habitantes---Era€ porque ahora es mucho más grande y muy distinto."

"A veces, cuando Bill despierta en la noche, piensa que ya debe de prepararse para ir a Fillmore, o en las mañanas frecuentemente piensa que está de visita y aún vive en 412 Foothill en Fillmore. A veces hasta piensa que soy su mamá."

"Un día llamé por teléfono a uno de sus amigos desde la infancia, y le platiqué que esto ocurre con frecuencia ---y le dije que yo no sé cómo será el cielo, pero creo que el día que Dios llame a Bill, lo va a estar esperando en la plaza de armas de su adorado Fillmore€Lo único que me preocupa es que yo no me encontraré ahí puesto que estaré en una colonia norteamericana llamada La Prieta, en un pueblo al norte de Chihuahua, en México."

Wayne, otro desconocido amigo virtual, me cuenta que luego de leer el correo, buscó también el Paraíso y esa búsqueda lo llevó a recordar atardeceres, tormentas, olas, y contemplaciones sobre el agua de un estanque y la pesca de alguna trucha excelente.

¿Qué es el paraíso, al fin, sino una búsqueda de lo maravilloso y lo eterno? ¿Y dónde podemos encontrarlo sino en el recuerdo de algunos momentos perpetuos? En los caminos más difíciles, son esas voces, colores, olores y recuerdos los que hacen sonreír y saber que somos eternos€

No sé quién dijo que la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. Tal vez me lo dijo mi madre en la última conversación que sostuvimos. Me aconsejó entonces que no saliera de noche aquí en Estados Unidos, donde vivo€ Esta noche, puedo mirar hacia el cielo, donde ella vive ahora, y decirle que para seguir su buen consejo escribo a estas horas un correo colmado de recuerdos.

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