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Los enormes superávits alemanes son un problema real

Los enormes superávits alemanes son un problema real y menos para la economía estadounidense, aunque se queje Donald Trump, que para los socios europeos de Berlín.

Como señala la dirigente del partido alemán Die Linke (la Izquierda), Sahra Wagenknecht, no porque el presidente de EEUU los haya denunciado de forma tan brusca son esos desequilibrios menos reales.

Es algo de lo que vienen tiempo quejándose otros gobiernos europeos como el francés o el italiano porque, a diferencia de EEUU, esos países, como el resto de los socios del euro, no pueden hacerles frente devaluando su moneda.

Cuando el Gobierno de Angela Merkel afirma que no se trata de un problema que pueda resolverse políticamente, revela su "incompetencia económica" porque el problema de fondo es la llamada Agenda 2010 (2).

Como explica Wagenknecht (1), la "mala evolución salarial" y sobre todo el enorme peso del sector de bajos salarios en el conjunto de la economía alemana son causas importantes de lo que todos denuncian.

Alemania, dice Wagenknecht, tiene que facilitar el que sus ciudadanos estén mejor remunerados, debe invertir más y pagar pensiones más generosas, lo que haría aumentar la demanda en el país y sería la mejor contribución al bienestar de todos los europeos.

"¿Por qué (los alemanes) importamos tan poco?¿Por qué es tan bajo el consumo per cápita?, pregunta retóricamente la diputada y economista.

Y ella misma responde: "Porque se han recortado las pensiones y los trabajadores están cada vez más indefensos por culpa de los empleos precarios y del Hartz IV" (2). Bastaría modificar eso para superar los actuales desequilibrio".

Wagenknecht se muestra en cualquier caso escéptica sobre las posibilidades de una alianza con los socialdemócratas y los Verdes tras las próximas elecciones generales alemanas.

La actual dirección de los Verdes parece favorecer una alianza con la CDU de la canciller Angela Merkel y bajo su nuevo líder, el ex presidente del Parlamento europeo Martin Schulz, ha presentado un programa que si bien habla de "justicia social" apenas parece que vaya a cambiar en el fondo nada, en opinión de Wagenknecht.

El partido de La Izquierda se fundó "en oposición a la Agenda 2010" del ex canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder, lo cual significa que no puede aliarse con ningún partido que siga defendiendo "elementos básicos" de ese programa económico.

Y en opinión de Wagenknecht, que dice echar de menos a dirigentes socialdemócratas con la visión de un Willy Brandt, el SPD actual sigue en la misma línea que bajo Schroeder por lo que se refiere a empleos precarios y a una política fiscal de lo más injusta.

(1) Declaraciones al diario berlinés Der Tagesspiegel.

(2) Agenda2010: conjunto de reformas para reducir el coste del modelo social alemán e impulsar el crecimiento económico. Incluye el l Hartz IV: sistema de subsidios y otras ayudas sociales limitados en el tiempo.

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