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SOS, ¿Dónde está el banco de España?

Ni las lecciones magistrales de economía del conseller de Hacienda, Vicent Soler, en un instituto -conceptos de infrafinanciación y corrupción incluídos-pueden paliar las consecuencias del «analfabetismo financiero» en España. Ahí está el último informe de PISA para demostrarlo: uno de cada cuatro alumnos no consigue salir ni tan siquiera ligeramente airoso de esta prueba; no son capaces de entender una factura o de abordar una decisión «razonada» sobre un gasto cotidiano. Lo que nos lleva al puesto 489 del ranking, peor que el año anterior.

Y claro, de aquellos polvos vienen estos lodos. Se nos hunde el sistema financiero y no nos enteramos hasta que alguien, el día antes del desastre, advierte de que se acabó, como ha vuelto a ocurrir con el Banco Popular: «Mañana no puedo abrir las oficinas, no puedo ofrecer liquidez a los clientes».

Lo estábamos olisqueando desde hace semanas. Los usuarios más avezados retiraban sus depósitos, las acciones emprendieron una carrera desbocada hacia el abismo... Pero tiene que Llegar la Unión Europea (Mecanismo Único de Resolución) y decir: ¡Se acabó!

Y el Banco Popular se vende por un euro al Santander (como el Banco de Valencia a Caixabank).

Y yo me pregunto:¿Dónde estaba el Banco de España para que la situación haya llegado hasta este extremo? Segunda cuestión: ¿Para qué sirven los famosos test de estrés? Tercera cuestión: ¿Y los auditores?

Probablemente, los responsables de todos estos organismos e instituciones no hubieran superado de jóvenes, cuando iban al instituto, la prueba financiera del informe PISA.

Ahí no hay pega. Eso nos puede suceder a cualquiera. Pero se supone que para acceder a los puestos de responsabilidad que desempeñan actualmente han pasado por un proceso educativo superior que debería haber corregido todas esas carencias de la adolescencia.

Pero visto lo sucedido, se ha sacado poco provecho del aprendizaje. El organismo «supervisor», el Banco de España, el mismo que no consiguió evitar la caída de las cajas de ahorros, ahora tampoco ha sido capaz de afrontar la crisis del Popular, pese a que su departamento de Supervisión y Control tiene un presupuesto anual de 200 millones de euros.¡Hay Luis María Linde!

¿Y qué hay de los gestores de la entidad? Como se encarga de recordar el responsable del Instituto Valenciano de Finanzas, Manuel Illueca, ahora ya no son políticos, como sucedió con la caída de las cajas. Ni tampoco los sueldos. Porque si los de aquellos (Rato, Olivas, Crespo, Serra,..) eran altos, los del Popular les sacan dos cabezas. No sé que dirán ahora los 300.000 accionistas de la entidad, pero Ángel Ron, presidente del Popular hasta que llegó Emilio Saracho en febrero para rescatar a la entidad del desastre al que se dirigía, cobra con carácter vitalicio 1,1 millones de euros anuales. Y Saracho, el rescatador, el que avisó de la falta de liquidez, ha cobrado alrededor de 41.000 euros diarios.

Menos mal que el ministro de Economía, Luis de Guindos, está tranquilo («una buena salida para la entidad dada la situación»).

En la prueba del informe PISA del próximo año, seguro que aprobamos.

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