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Pues sí, de armas tomar

Asistimos a dos mociones de censura, la del presi y la de Pep. ¡La que le ha caído a éste! Hay quien ha escrito ya su epitafio al frente de la Roja. Iríbar también fue despellejado. ¡El Chopo! Son tan pocos los futbolistas que piensan que, todo lo que no sea meter pases, dar patadas y ofrecer declaraciones post-partido que provocan vergüenza ajena, lógicamente irrita. El que anda por Manchester ha proclamado algo tan grave que se le expulsa por anticipado del combinado que defendió, pero al que le dijo a un subordinado «Luis, sé fuerte», con todo lo que encierra, se le renueva y aquí paz y después gloria.

Pese a ello, Irene Montero entró a saco y, a los componentes del cuadro enjuiciado, no le quedó más que tragar y tragar quina. Es lo mínimo con lo que desprende esa maquinaria pesada que no acaba de aplastar a sus emprendedores y, tener que escuchar la retahíla de desviaciones, una de las manifestaciones la democracia, Pep, hijo mío. Y sí, cada una es un mundo. En Estados Unidos, el himno por ejemplo es sagrado. La previa de los acontecimientos la marca su interpretación, que se sigue en primer tiempo de saludo y a mí me lleva a pensar en la de miles de criaturas sin formar que van ciegas a defender esa bandera y que, con veintitantos, vuelven tarumbas. Aquí, entre que ni el himno tiene letra, que objetar marcó tendencia y que la munición que nos va es la de armas tomar, se relativiza el entusiasmo pero aún así no lo aprovechamos. Agitar el caldo de cultivo es una de nuestras señas. Y para esto, españolistas y catalanistas son unos hachas. Dice el clásico que el nacionalismo se cura viajando y, sin embargo, a Pep parece producirle el efecto contrario por mucho que impedir votar es verdad que tiene mala venta a pesar de los pesares. El problema de este árbol es que oculta el bosque y de ahí que lo agistase Mas. Pero no seamos hipócritas porque se sabe quién ha traído la precariedad laboral, el exilio teenage, el ¡ay! de las pensiones y la escasa cohesión social y territorial. No hay más que oir a la afición. Ha sido Piqué.

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