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Zapatero a tus zapatos

Si es que no aprendemos. Hay a quienes les das un micrófono se sueltan la melena y la lían «parda» (¿qué habrá sido de la joven que acuñó esta expresión? Yo de ella cobraría derechos de autor). El caso es que el presentador-locutor Javier Cárdenas ha sido el último en meter la pata hasta el corvejón. Lo hizo en su programa de radio «Levántate y Cárdenas», desde cuyas ondas vinculó el autismo con algunos componentes de las vacunas. Evidentemente, las reacciones no se hicieron esperar: padres, profesionales a título personal y hasta la Organización Médica Colegial se han echado las manos a la cabeza ante las palabras de Cárdenas, que se apoyó para tal afirmación en un estudio desmentido por la ciencia hace años. ¿No se acuerdan de aquella reflexión de Mariló Montero cuando planteó que «no está demostrado que el alma no sea trasplantada con los órganos»? Lo dijo ante la posibilidad de recibir órganos parte de un criminal. ¿O cuando dijo que «el aroma de limón puede prevenir el cáncer»? Terrorífico. Si algo nos caracteriza, así en términos generales al ser humano en conjunto, es que nos encanta opinar de todo (y si es de medicina, más), aunque a veces no tengamos ni idea. ¿Cuántas veces le ha dicho su vecina, el panadero o su compañero de trabajo lo que debe tomarse si tiene dolor de cabeza o que administrar a su hijo si tiene unas décimas de fiebre? Todos nos creemos médicos. Y no, el más absoluto no. Si algo debemos tener muy presente los informadores es que en cuestiones de salud debemos andar con pies de plomo.

Contrastar muy concienzudamente cada palabra. Debe ser nuestra prioridad en cada área informativa, pero en la sanitaria todavía más. Nuestra obligación es informar sobre asuntos de salud, por supuesto, pero tras haber consultado y contrastado -no me canso de repetirlo- con las fuentes autorizadas, que en este caso sería la comunidad científica. Hay una campaña de Médicos Sin Fronteras que afirma lo siguiente: «Hay algo que da más miedo que las vacunas; no tenerlas». Es posible que el señor Cárdenas no la haya leído aún. Zapatero a tus zapatos.Luego recuerdo que tenemos una televisión en la que Mercedes Milá se permite el lujo de llamar «gordo» (así, como respuesta de patio de colegio) al doctor en Bioquímica José Miguel Mulet por refutar un libro sobre alimentación que ella defendía a capa y espada. Y yo también me echo las manos a la cabeza.

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